yo y los demás (37): ponerse en lugar del otro

Para ejercer la solidaridad es imprescindible vencer la indiferencia. Estos dos relatos nos lo explica en claves bien diferentes.

Maribel Romero Soler aborda la violencia de género en el relato “BUEN VIAJE”:

Violenciamachista“Sin billete válido no se puede viajar en este tren, señorita”. La joven no contesta, se remueve en el asiento y se quita la chaqueta. Él piensa que no lo ha entendido, quizá sea extranjera. “Lo siento, pero le repito que sin billete válido no puede viajar en este tren”, insiste. “¡Pero yo necesito irme!”, contesta ella con desesperación, mirándolo de frente, con el miedo en los ojos, y un hematoma disfrazado de colorete sobre el pómulo izquierdo. Entonces el revisor, sin dudarlo, le pica el ticket de Carrefour y le desea buen viaje.

Autor: Maribel Romero Soler

Fuente original: http://ocurrienfebrero.blogspot.com.es/2011/07/buen-viaje.html

david malan 04“EN SOLEDAD” es el título del relato de Miguel Molina:

“Entró en mi oficina y, casi antes de sentarse, empezó a hablar. Soy muy desgraciada, me soltó a modo de titular. Me contó que hacía tres meses la habían despedido del trabajo; que llevaba cinco años separada pero su marido seguía abonándole la pensión; que acababan de exigirle el pago, con intereses, de un recibo por haberse retrasado dos días en el pago; que yo le parecía una persona honrada… Supuse que se había equivocado de despacho, pero la escuché, sin interrumpirla, esperando a que acabara su charla para retomar mis asuntos. Varios minutos después soltó un suspiro y se levantó. Me dio dos besos, un apretón de manos y emocionada me agradeció el haberla escuchado. Cuando la puerta se cerró a sus espaldas, decidí acabar el autodefinido”

Autor: Miguel Molina

Fuente original: http://entrevueltasdetuerca.wordpress.com/2013/09/19/201/

amores cotidianos (93): el último amor

Se asoma otra vez Maribel Romero Soler con el relato que lleva por título “COSAS DEL AMOR”:

La vieja de la cofia“Se enamoró mi madre de un marchante de arte. Un tipo bohemio. La llevó a un hotel y le dijo que la amaba. A los nueve meses nací yo y desapareció él. Nos dejó un cuadro firmado por Picasso que resultó ser falso y una deuda con el banco que resultó ser verdadera. Salimos adelante. Cinco años más tarde, se enamoró mi madre del dueño de una fábrica de turrones. Un hombre dulce. La paseó por la ciudad, la llevó a su casa, le dijo que la amaba y a los nueve meses nació mi hermano. El empresario se fue a Cuba y la olvidó. Conseguimos sobrevivir. Tres años después, mi madre se reencontró con el marchante de arte y con el dueño de la fábrica de turrones, se habían conocido en el Caribe, se amaban y planeaban casarse en diciembre. «Qué afrenta, me voy de aquí», dijo mi madre, pero al entrar en la estación se enamoró perdidamente del conductor del autobús, un cincuentón aficionado a la poesía que le recitaba lindos versos. Adoptaron un perro, y un año más tarde, entre soneto y pareado, desaparecieron poeta y adoptado. Hoy mi madre es una anciana, y se ha enamorado locamente del joven que viene todos los días a cuidarla, le ha pedido matrimonio infinidad de veces y ha recibido de él más de un beso. Se quieren. Creo que es el único amor auténtico de toda su vida. Lo que ella no sospecha, y no quiero que nadie se lo diga, es que el asistente soy yo.”

Ilustración: Paul Cézanne, “la vieja de la cofia” (1906)

Fuente original: http://ocurrienfebrero.blogspot.com.es/2013/05/cosas-del-amor.html

El vigía de la vida

Se trata de un nuevo relato breve, brevísimo pero intenso, de Maribel Romero Soler de quien he ido publicando otros relatos. Se titula RETRATO DE FAMILIA.

Cerré la puerta sin hacer ruido y fui a acostar a los niños. Raúl seguía usando el pijama de rombos, aunque ya le quedaba un poco corto, y Pablo se abrazaba con fuerza a su oso de peluche. Me quedé junto a ellos en silencio, escuchando sus hazañas, cada una de sus aventuras escolares, hasta que su madre entró en la habitación, apagó la luz y les dijo que ya era hora de dormir. Entonces, como cada noche, le preguntaron: “¿papá está en el cielo?”. Y ella dijo que sí. Los besó en la frente y les pidió que no me olvidaran. Y yo, satisfecho, volví de nuevo a mi estrella.

Ilustración: Van Gogh, “noche estrellada sobre el Ródano” (1888)

Tres relatos breves alrededor del desempleo.

Con las cifras de desempleo desbocadas y un paraje lúgubre la propuesta narrativa que os hago gira alrededor de los tres breves relatos de Maribel Romero Soler, cuyo bloc ya he recomendado anteriormente. No será fácil escoger uno, son los tres extraordinarios.

1. Primer relato: Magia en casa
“¡Tachán! Aquí tenéis la pierna de cabrito asada”, dijo mamá mientras levantaba una tapa de aluminio y mostraba un triste muslo de pollo hervido. Desde que papá se quedó en el paro ella siempre intentó hacer magia, pero nunca le salieron los trucos. Repartimos el manjar entre los cuatro y lo tomamos despacio a la luz de una vela. Hacía tiempo que jugábamos a cenar a oscuras. Más tarde nos sentamos juntos en el sofá, una noche más, a no ver la tele. No quiero ni imaginarme qué ocurrirá el mes que viene. A papá se le acaba el subsidio.

2. Segundo relato: Lo único que tenemos.

Tras muchos meses en paro conseguí un trabajo de asistenta de noche. Cuido de una enferma hasta las ocho de la mañana. Cuando acabo mi jornada y regreso a casa, él se va. Apenas disponemos de unos minutos para darnos un beso y despedirnos. Esta mañana le he visto la tristeza en la mirada.
—No te preocupes —me ha dicho—, me las arreglo bien solo. Él sabe que mi trabajo es importante, que es en realidad lo único que tenemos. Le he ayudado a ponerse la chaqueta y se ha ido sin volver la cabeza. Ya es todo un hombre, pronto cumplirá diez años.

3. Tercer relato: Abandono.

El disparo en el pecho solo le hizo cosquillas; la pistola que guardaba en el cajón de su escritorio era de juguete. Le dolieron más las palabras: “Púdrete, desgraciado, únicamente te quería por tu dinero, y ahora que con la crisis lo has perdido todo me largo con el director del banco”. Cuando ella cerró la puerta dejando tras de sí su inconfundible aroma de jazmín, él prefirió seguir haciéndose el muerto.

Ilustraciones, por este orden: Van Gogh, Montserrat Gudiol y Mariola Bogacki.

Amores cotidianos (10): enlace matrimonial

Nueva propuesta de un extraordinario relato de Maribel Romero Soler cuyo bloc ya he recomendado anteriormente que lleva por título “CEREMONIA ÍNTIMA”:

 

El riachuelo era de papel de plata, la diligencia de palillos y corcho, la hierba verde de fideos pintados y los muñecos de plástico. Lo único auténtico era el juez, pues aunque jubilado, el abuelo se había dedicado toda su vida a administrar justicia.

Nos disponíamos a casar a Caperucita Roja con Spiderman en una ceremonia íntima. La abuelita y el lobo estaban invitados y también los tres cerditos. El abuelo comenzó con las formalidades y leyó despacio los primeros preceptos que dictamina la Ley, pero antes de acabar, Billy el niño, que siempre había estado enamorado de la bella muchacha del bosque, se escapó de la caja de juguetes, apareció pistola en mano delante del abuelo y le dijo: “suelte inmediatamente el Código Civil o le meto una bala entre ceja y ceja”. Tuvimos que suspender la boda.

Ilustración: Marc Chagall, “los recién casados de la Torre Eiffel”

Amores cotidianos (6): miedo eterno

Nueva propuesta de un extraordinario relato de Maribel Romero Soler cuyo bloc ya he recomendado anteriormente:

Te conocí muerta. Fue cuando me trasladaron del panteón familiar a un discreto nicho en la calle siete, junto al tuyo —el ayuntamiento tenía que acometer obras—. Estabas triste y te quejabas de tu suerte. Yo, como veterano, intenté darte ánimos y me ofrecí a enseñarte el barrio. Al principio desconfiaste, eras nueva en la ciudad del silencio, pero más tarde nos hicimos inseparables. Hemos soportado juntos el frío y la lluvia, la indiferencia y el abandono, las lágrimas insípidas y las flores de plástico. Tranquila, olvida ya ese temor, si él sale de la cárcel yo estoy aquí para protegerte.

Ilustración de Margarita Georgiadis, “the lake” (2011).

Los muertos que no descansan

A continuación reproduzco el breve relato que lleva por título MEMORIA HISTÓRICA y cuya autora, Maribel Romero Soler, tiene un blog que os invito encarecidamente a que visitéis:

“Caballo destripado” (Picasso, 1917)

En mi casa siempre nos gustó llamar a las cosas por su nombre. Teníamos un gato que se llamaba gato, un perro que se llamaba perro, un vacío en el estómago que se llamaba hambre y un temblor en el pecho que se llamaba miedo.
A mi madre no le mordió una rata, la violaron; mi padre no se fue a América, lo asesinaron, y el cura del pueblo no confesó al abuelo, lo hinchó a hostias. Dios nos pillaba entonces un poco lejos.
En el patio de mi casa olía a rosas y en la calle olía a pólvora. Estallaban las bombas y crecían los muertos. Algunos niños escribían su nombre en las paredes con sangre y un palito. La sangre era de otros. El palito era suyo.
Por las noches no mirábamos al cielo, por las mañanas no mirábamos al suelo. Por las tardes no mirábamos. Pero oíamos.
Una detonación, otra, otra, otra, otra…
En el huerto de arriba, junto a la iglesia, hay naranjos. Unos metros más abajo, frente a la carretera, hay un sembrado de huesos que nunca dieron flor.
La guerra era la guerra, el horror era el horror y el olvido nunca dejará de ser el olvido. En mi casa siempre nos gustó llamar a las cosas por su nombre.

Autor: Maribel Romero Soler

http://ocurrienfebrero.blogspot.com/

La pulsión por la autodestrucción y lo imperturbable

Ilustración de Vladimir Kush, “red wood cutting”.

Os propongo la lectura de un breve texto de Maribel Romero Soler titulado EL ÁRBOL y publicado en su bloc:      http://ocurrienfebrero.blogspot.com/

…en determinadas acciones tratamos de extirpar de nosotros mismos aquello que permanece imperturbable.

Los sentimientos constituyen la fragancia esencial de la existencia.

Si lo imperturbable son las ideas es posible derrumbarse en la intolerancia.

Amores cotidianos (1): Como cada domingo

Os propongo la lectura de un microrelato de Maribel Romero Soler que lleva por título “Como cada domingo”:

Y se vistieron para la misa de doce. Provocadoras. Como si no supieran que para incitar a los vecinos no necesitaban trajes largos cuajados de lentejuelas. Al pasar por la plaza central cogidas de la mano algunos chavales les tiraron piedras. Ellas cruzaron impertérritas, sin hacer un guiño, como si atravesaran, sin saberlo, un campo de minas. Los viejos del bar murmuraban a sus espaldas, las mujeres ante sus caras excesivamente maquilladas. Llegaron hasta la puerta de la iglesia que tenían prohibido pisar y ante la multitud de feligreses se besaron, como cada domingo. Después volvieron satisfechas a su hogar.

Autora: Maribel Romero Soler

Os sugiero encarecidamente consultar su blog.

La dirección es:

http://ocurrienfebrero.blogspot.com/

Ilustración superior de Picasso “Dos mujeres desnudas” (1921) e inferior fotografía de Stefan Gesell