la vida y la muerte (32): la vejez

Silvestro Lega - Muerte de Mazzini Morente (1873)x“Hay una edad imprecisa
en que tienes que elegir
entre regocijarte en tu madurez
o beber amargura
por las señales del ocaso”

(M. Crespo, fragmento del poema “Dilema”)

“Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya”  (Nietzsche)

 

cualquier parecido nunca es pura coincidencia

“Cada signo es la presencia de algo inexplicable que habita en nosotros”
(Noelia Izquierdo)

El abuelo de Noelia no había bailado en su vida; tal vez, si se lo hubiera propuesto y el pudor no fuera un obstáculo insalvable se habría marcado unos pasos que enmudecerían al mismísimo Gene Kelly. Pero no lo hizo prácticamente nunca, salvo en algunas de esas celebraciones familiares que acaban siempre entre el ridículo más abyecto y las disputas más violentas.

anciano y niña

Por el contrario, Noelia bailaba con una energía y una rabia desproporcionadas. Aquella niña de mirada dulce ya fue objeto de disputa familiar en la misma nurseria del hospital. Todo el mundo buscaba en las consabidas semejanzas un resquicio de la estirpe y el rancio abolengo de la saga familiar; unos pocos lo hacían para confirmar dudas absurdas e injustificadas sobre la paternidad –en toda familia hay un zopenco- y otros para encontrar detalles nimios que engarcen generaciones y permitan un hilo conductor donde de unos perdura siempre algo en otros.

No tardo mucho tiempo en mudar la mirada dulce de la niña en la tristeza serena de la adolescente, en el instante inmediatamente posterior al entierro del abuelo. Aquella forma de bailar en el límite justo del desagarro seguía siendo un enigma, como lo era también para muchos la palmada en el suelo al acabar cualquier baile, fuera éste la coreografía de competición o una exhibición irrelevante en un festival. El cariño que se profesaban abuelo y nieta encontraba en esa palmada en la tarima un sentido homenaje al muerto. La furia del golpe seria capaz de despertar al abuelo del letargo, pero lo que Noelia no sabe –pero ninguno de sus padres ignoran- es que ese gesto de la nieta es exactamente el mismo que ejecutaba el abuelo con la azada cuando tenía la misma edad de su nieta.

Tantos científicos estudiando las leyes de Mendel para acabar con la más simple –y emocionante- de las hipótesis: el hilo sutil e invisible que une en una familia a unos de sus miembros con otros es, sencillamente la admiración que se profesan, el cariño con el que se recuerdan y la tristeza irreductible con la que los vivos honran en cada acto relevante a los muertos que han decidido no olvidar.

Autor: Javier Solé, julio 2014

Relato incluido en la versión impresa de “Golondrinas suicidas” (ISBN 978-84-9115-967-4)

trabajar para vivir (37): los jubilados y los derrotados

George Grosz - Kurfürstendamm (1926)
Los viejos que van en zapatillas por la calle
como si el mundo fuera un pasillo
y todos los caminos, el camino de la alcoba al baño.

Nos miran sin entender para qué o quién nos vestimos
por qué nos acicalamos para ir al matadero.

Autor: Ana Pérez Cañamares

Ilustración: George Grosz, “Kurfürstendamm” (1926)

yo y los demás (43): los progenitores. Poemas de Ana Pérez Cañamares

Los tres poemas propuestos se integran en “Las sumas y los restos” (2013):

“Pero por otra parte me resisto
a caricaturizaros como santos
porque estuvisteis vivos
y la vida es un asunto poliédrico”

Para mi madre la rebeldía
las monerías insulsas
los cuentos, la casa limpiaDima Dmitriev - 04
la nieta rubia como ella

pero nunca le leí los poemas
que hablaban de lo que importaba.
Quise creer que no los entendería:
en realidad no quería asustarla.

Sufríamos idénticas tormentas
pero yo nunca aprendí a callar.
Su elegancia hecha de silencios
sus mazmorras ocultas a la vista.

Yo prefiero la tortura pública.
Corres en maratones por la felicidad.
Ahora, madre, ya no estás para ver
cómo vomito después de alcanzar la meta
ni cómo, a veces, levanto un trofeo
y lo miro incrédula, con tus ojos.

Ilustración de Dima Dmitriev

Tienen hambre y frío tus mentiras,
padre, como niños de posguerra.
Espías y héroes con sus disfraces
cruzan decorados de cartón;
y tú no sabes, no quieres saber
que yo no necesito para quererte
a tus espectros de función escolar.

Si tus fantasías disolventesMiles Cleveland Goodwin - 02
no borraran el pasado
si tus tragicomedias
no deshicieran el camino
que ya hemos recorrido

si no dejaran tus mentiras
este insoportable olor a lejía
esta pulcritud de álbum vacío
si me dejaran recordar
que alguna verdad has tenido que darme
alguna verdad que me guiara hasta aquí.

Y sin embargo sé que sin salvarte
yo peso más, me hundo y me voy al fondo
de nuestra historia. Tengo que salvarte,
padre, recordar lo que otros te hicieron
cuando eras niño, el largo camino enlodado
hasta el colegio, la casa sin ventanas
en la que tu madre murió licuándose entre tus dedos
los cadáveres que te atravesaron la nuca con sus miradas
cuando eras niño, padre, cuando eras niño.

Tengo que recordar que tus mentiras de ahora
son los sueños de otra época, que vuelven a pedir cuentas
como bebés abandonados a la puerta de una iglesia.

Ilustración: Miles Cleveland Goodwin

Vuestras manos:Otto Dix - retrato de los padres (1924)
que tiraron de una mula
que recogieron la leña
y que curaron las heridas
que remendaron la ropa
que pusieron inyecciones
y que pagaron facturas
que firmaron hipotecas
que removieron las gachas
y levantaron del suelo
a los hijos, que perdieron
guerras y se retorcieron
a causa de la artrosis.

Vuestras manos:
que debieron entender
tan poco de este mundoOtto Dix - retrato de los padres (1921)
que ya no las necesitaba.

A veces las veo en otros
como si fueran un préstamo
como si no se resignaran
a dejar de ser ya útiles.

Vuestras manos:
algún día colgarán
de mis brazos.

Ilustraciones: Otto Dix, “retrato de los padres” (1924) y (1921), respectivamente,

mi cabeza es una multitud de caras olvidadas

Una nueva propuesta de Zaz titulada “Si je perds…”:

je me sens brocante.
Je suis la méchante.
Si mes enfants m’invitent je fais la pas contente
Et quand ils me visitent je suis la transparente

Je me ressemble pâlotte.
Je me sanglote.
Mes enfants me nettoient, des inconnus me sortent
À croire quand je me vois que je suis déjà morte

Refrain 1:
Si je perds la memoire, il faudrait pas s’inquiéter.
C’est que ma vie est au soir d’une triste journée.
Si je perds la raison, il faudrait pas s’en vouloir.
Si ce n’est plus ma maison, laissez-moi dans le couloir

Refrain 2:
Si je perds les pédales, et si ça vous inquiète
Si ça vous fait trop mal, ou je ne sais plus qui vous êtesKonrad Krzyżanowski -  Portrait of Pelagia Witosławska (1912)
Et si je perds la boule, n’ayez pas trop pitié.
Ma tête est une foule de visages oubliés

Je me sens friperie.
Je me fais momie.
Mes enfants me déplacent comme un vieux manuscrit
Et j’ai les feuilles qui cassent, et je suis mal écrite

Je me sens bizarre.
Je m’habille trop tard.
Si je repense aux instants où j’ai fait, sans savoir
La course avec le temps sans me dire au revoir

{Refrain 1,2,1}

Si je perds les pédales, et si ça vous inquiète
Si ça vous fait trop mal, ou je ne sais plus qui vous êtes
Et si je perds la tête, n’ayez pas trop pitié.
Bientôt je serai bête et vous aurez m’oubliée

Ilustración:Konrad Krzyżanowski, “Portrait of Pelagia Witosławska” (1912)