ciudades y personas (XV): Barcelona. Gabriel A. Jacovkis versus El Raval

Musa

Te esperé
sentado ante un montón de hojas en blanco
y la botella
medio vacía a veces
y otras medio llena.
Pensé que traerías
un hallazgo entre las letras torturadas,
versos con el recuerdo
de la mujer que no supe amar,
el llanto en el alcohol cuando se vuelve poema
y la canción de un juglar.
Llegaste de la mano
del sueño, la soledad
y el oscuro reflejo de la nada.
Como siempre.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Fotografía: Xavier Miserachs, “Hombre leyendo en el balcón de la Pensión la favorita de la calle Arc de Sant Pau” (1962)

Fuente original: https://paramiuncortado.blog/2019/04/21/musa/

Desembarco

Buscar la farola
fue el gesto que consumía el tiempo.
La noche en la ciudad extraña
hablaba un idioma sin recuerdos.
Sin embargo
hubo el empedrado
que rompía las ruedas de los carros
y el puerto abrió su olor
al tugurio donde ahora
acude el desmayo del borracho.
Nunca volví a ver
al marinero ciego
que dijo adiós a la última gaviota.
Hoy toca ir hacia otro sur
y aprender el sabor de la distancia.
Rozar el cabo que se afirma en tierra.
Dibujar el verbo.
Aferrar la multitud de memorias
que agonizan tras el abandono.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Fotografía: Francesc Català- Roca, “Marineros de visita al Barrio Chino” (1953)

Fuente original: https://paramiuncortado.blog/2016/01/26/desembarco/

poemas de amor, versos húmedos (113)

INCÓGNITAS DEL CORAZÓN

Busca en mí las incógnitas del corazón.

Recoges de mi interior
la fuente que emano.

Y me desangro en ti toda.
Y te involucras en mí todo.

Pero hay incógnitas del corazón
que anidan en tres laberintos:

aquel en el que entrar,
aquel en el que permanecer,
aquel del que huir.

Autor: Remei González Manzanero 

Ilustración: Dali, “el corazón velado” (1932)

Quise a un hombre,
a dos,
tal vez fueron cincuenta,
acaso un poco más.
Es poca cosa un número,
tan insignificante
contar con los dedos
la capacidad de amar.
Los hombres son hermosos.
Mi corazón,
voraz.

Autor: Mariana Finochietto

Ilustración de Daria Petrilli

Despedida

¿Por qué da esta tristeza tanto frío?
¿Por qué no puedo ni borrar las huellas
que has dejado en mi vida sin herirme
y me duelen las manos si las toco?
¿Por qué da esta tristeza tanta sed?
Este cansancio, ¿no termina nunca?
Lleno un cajón de libros y recuerdos,
y encierro mi alma en él para olvidarte.

Con el pecho vacío me encontrará la noche.

Autor: Victoria León

Fotografía de anka zhuravleva

Probablemente
no me muero por ti (ya sé que es una hipérbole),
pero no hay duda
de que el día se ofrece con un gesto distinto
cuando tú pasas cerca.

Autor: Pilar Blanco Díaz

Ilustración de John Salminen

En las vértebras oscuras
de la noche va mi dolor,
atravesando el puente
bajo las farolas
una mujer,
que soy yo,
arrastra una maleta
con una sola rueda,
repleta de imposibles,
de palabras,
de poemas.
En las horas más tibias,
donde busco tu nombre
y nada encuentro,
donde no hay rastro
de lo que fuimos,
de lo que somos,
de lo que seremos.
Una mujer, que soy yo,
camina con tacones
sobre adoquines
mientras recita un poema
del que no acaba de acordarse,
que hablaba del dolor
y de la noche.
Y que sabe que lleva tu nombre.

Autor: Marta Pumarega Rubio

Ilustración: David Inshaw, “invierno” (2013)

Me masturbo lentamente
sintiendo tu mirada entre mis dedos.
Desemboco a mitad de tus piernas
aullando de felicidad.

Autor: Rakel Rodríguez

 

la infancia (82)

El poder de la infancia

Era un arroyo de llano:
turbio, lento.
En sus aguas
navegaban sólo espigas.
Nos acercábamos
cruzando un páramo sin sombra,
sin camino,
sin la flor
de siempre en primavera
hasta llegar a su orilla
dibujada por el fango.
Todo en él era pobre
y sin embargo
la niñez lo convertía
en un río de los libros de Salgari.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Ilustración de Eero Järnefelt

Fuente original: https://paramiuncortado.wordpress.com/2019/05/11/el-poder-de-la-infancia/

Cinco poemas de Gabriel A. Jacovkis

13.
En la orilla del mar
el niño juega con su pato de goma.
Lo monta, lo cabalga
y el pato avanza
indiferente a la vital función
de mantener a su pequeño jinete
flotando.
La madre vigila la escena
desde la arena suave
mientras el pato mira
a ese otro niño que flota
ya sin necesidad
de que nadie cuide de él.

16.
El observador de aves
pasa horas sentado en un médano.
Sólo los láridos le interesan.
Atrapa las imágenes
de las gaviotas volando
a diez metros sobre el mar.
El hombre está entrenado
para mirar siempre a la misma altura
sin bajar nunca los prismáticos.
Estudia el comportamiento
de las aves cuando vuelan
a diez metros de altura.
Nunca más abajo.
Jamás a nivel del mar
donde suceden otras cosas.

18.
El barro que se forma
en las calles cuando llueve
resulta de la mezcla
de tierra y agua.
Puede servir para hacer un botijo
en el que el agua cristalina
entona un alegre canto
cuando lo inclinamos
para que el hilo líquido
nos quite la sed.
También sirve para que los niños descalzos
caminen sobre él.
Entonces el lodo
inunda sus pies.
También sus manos
y su cara
y la ropa.
Toda la ropa.
Hasta que el niño se confunde
con la calle del campo
con el alambre del campo
con la sed del campo
con el hambre del campo
con el agua que se bebe en el campo.
Y otros niños lo pisan
y los adultos lo pisan
hasta que deja de ser niño.
Y no será jamás vasija.
Ni muñeco ni cerámica.
Pero no dejará nunca de ser barro.

23.
El mecanismo que calienta
las patas de los pingüinos
es de un diseño perfecto.
Los pingüinos permanecen
sobre el hielo sin congelarse:
la sangre de las arterias
calienta a la de las venas.
Pero no todos tienen
la suerte de los pingüinos.
A los abandonados
los pies se les tiñen de azul.
También las manos,
la nariz
las orejas.
También el corazón.
También el cerebro.
A eso se le llama morir de frío.
Cuando hay suerte
y la temperatura sube
dejan de morir congelados.
Simplemente
mueren de hambre.

31.
Nunca llegó a saber
qué color tiene
el final del viaje.
Nunca pudo olvidar
el color que tiene el principio

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Del poemario “De la ignominia, viaje del infierno al infierno” (Amargord, 2018)

Fuente original: https://paramiuncortado.wordpress.com/de-la-ignominia/

Ilustraciones, por este orden: David Alexander Colville, David Alexander Colville, Niños reflejados en un charco en Idomeni (Manu Brabo), Kalle Kataila y “Lampedusa” (Michelle Rogers).

el aprendiz de brujo (354) : poetas

“La mayor parte de la poesía española actual me parece una involuntaria parodia de poetas menores”

(Andrés Sánchez Robayna)

INSTRUCCIONES PARA LLEGA A SER POETA FAMOSO

Para lograr la fama como poeta
será mejor que combines
actitudes, gestos
y conductas que complementan
el hermoso y duro oficio
que has elegido cultivar.
Lo más importante es ser borde
y para ello hay que entrenarse.
Nunca contestes a las invitaciones.
Si has aceptado algunaRoger de la Fresnaye - El Poeta (1920)
porque puedes sacarle partido
debes llegar tarde
y por supuesto no saludar.
No dejes que se borre
el gesto grabado en tu rostro
semejante al de quien huele
mierda de su bigote.
Lee siempre del teléfono
para que sea evidente
que nunca preparas tus lecturas
y no olvides decir antes de cada poema
que pertenece a tu próximo libro.

En las reuniones importantes
a las que nunca estás invitado a recitar
siempre debes hacer acto de presencia
con una copa de la rara marca
de ginebra que tú bebes
y una boquilla sin cigarro.
La gorra es importante.
Siempre la misma,
envejecida y no muy limpia.
Pero sin llegar a sucia.
Dirás con frecuencia que admiras a Bukowski
y a algún poeta húngaro
poco conocido
o inventado.

Despreciarás a los clásicos españoles
y a todos los poetas muertos,
salvo a los suicidas
sobre todo si son sudamericanos.

Tus versos deben estar
plagados de palabras
como esperma, felación,
ebriedad y bisexual
y frases como
esta jodida angustia hipertrofiada,
coitos anales aposentados en la inútil tauromaquia,
sus bellos pezones foráneos que flagelan mis retinas,
la gratuita prostitución de la virgen María
o la pedofilia de Dios.
Deben ser versos
galimáticos, rompedores, sentenciosos,
torturados en la forma y en la idea.

Y por sobre todas las cosas
hablarás de ti,
de cómo abandonaste
la esperanza de ser comprendido,
de tus futuros proyectos poéticos
y de lo poco que te importan
el éxito,
la opinión de los demás
y los premios.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Fuente original:

https://paramiuncortado.wordpress.com/2016/11/10/instrucciones-para-llegar-a-ser-un-poeta-famoso/

Ilustración: Roger de la Fresnaye, “El Poeta” (1920)

Palomas muertas. Poemas de Gabriel A. Jacovkis y Javier Solé

INTENTO INÚTIL

Alexander Adriaenssen - Still life

En la calle
la paloma intenta mirar a dios.
Algo hay
que hace más desteñidas las plumas
y que el cuello no ayude
a picotear los granos esparcidos.
El señor que limpia las aceras
ha pasado por su lado
pero ella oculta su muerte
detrás del tronco del sicomoro.
La nube se mueve
con la parsimonia de un gato.
Alguna hoja rezagada del otoño
corretea entre los pies y las ruedas.
Junto al árbol
la paloma eterniza el intento
de mirar a dios.
El acto se torna imposible:
ella no ve
y dios no existe.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Fuente original: https://paramiuncortado.wordpress.com/2015/05/07/intento-inutil/

Ilustración: Alexander Adriaenssen, ” Still life”

LA PASIVIDAD DE LAS PALOMAS

Estas palomas
encerradas en un tejadoStefan Holl
a cielo abierto
alineadas en cada peldaño
de una escalera que
no asciende a ningún lugar
son como los escolares
de un vetusto colegio
desfilando con uniforme
disciplinados por un maestro antiguo.

Me preguntó
si no habrá entre tantas palomas
una sola
con la rebeldía intacta
para terminar con esta negritud
deseando emprender el vuelo de la libertad
sin olvidar antes
obsequiar con una caca
sucia y maloliente
al trajeado ejecutivo de la entidad bancaria
que le niega el alpiste.

Autor: Javier Solé

Fotografía de Stefan Holl

las cuatro estaciones (14): Poema de invierno

GRANADO INVERNALOLYMPUS DIGITAL CAMERA

Desnudo en la gélida alborada
el esqueleto afila
las puntas de sus ramas.
Queda un fruto partido
colgando de su altura
con el alma roja ausente.
Me siento a su lado
y acecho el calor del brote.
Pero la tarde enfría mi prisa
y las sombras llegan antes que su savia.
Mañana, si el alba se anticipa,
la yema de una rama
será en la espera una certeza.

Autor: Gabriel A. Jacovkis Polak

Fuente original:

http://paramiuncortado.wordpress.com/2012/12/17/granado-invernal/

Ilustración: fotografía  de Memoria de Pez y Fuente original:

http://aniublog.wordpress.com/2012/12/17/autumn-leaves/

Amores cotidianos (9): la ausencia. Dos poemas de Gabriel A. Jacovkis Polak

La propuesta os va a gustar; en el bloc amigo http://paramiuncortado.wordpress.com/ de Gabriel figura gran parte de su producción poética que es intimista sin abandonar cierta proyección general. Habla de las personas pero también de las gentes. Y lo hace de una manera brillante, “juntando” con cariño las palabras. Contando la historia en la intrahistoria.

Los dos poemas seleccionados figuran en “Del alba al ocaso” y ambos hablan de diferentes ausencias en el mismo territorio del amor. La mejor opción seria escuchar la voz de su autor en la misma dirección del bloc. Recitados por él son todavía mejores.

Las ilustraciones que acompañan a cada poema son de Héctor Zampaglione, fotógrafo que junto al poeta elaboró el citado libro.

El primero de los poemas lleva por título “Deshabitada” y el segundo “Dos alianzas”. 

Busco inútilmente sus pisadas
y ando sola por mis caminos rotos.
Mi universo está vacío.
La soledad es un monstruo que me habita.
Nadie está para alarmarme.
Nadie intenta una caricia.
En cada poro de mi piel mora su muerte.

Pero vivo
y acudo cada día a la tristeza.
No pregunto, no doy,
no percibo,
no lloro.
Mis ojos secos están secos de esperanza.
Quiero hablar.
Contar.
Gritar.
Mi boca ahora es la que nunca tuvo un beso.
Soy espanto
y soy fatiga.
Soy la muerte.
En cada pliegue de mi velo está el recuerdo.

Atardeceres, primaveras,
soles, lluvia,
todo lo leo con los ojos de un espectro,
todo parece
hundido en una nada.
Todo es silencio,
aridez y espinas.
En cada poro de mi piel está su vida.

Espera.
Piensa dónde está
o cuándo o con quién.
Las arrugas en su rostro le dibujan el pasado.
Dos alianzas que le acercan la memoria.
Y ese gesto infantil que la delata.
Una niña. Sola en un hogar vacío.
Sin juegos ni recuerdos que le hablen de los juegos.
Cuánta ropa lavada.
Cuántos surcos abiertos en la tierra.
Y el hambre, ese hambre del día y de la noche,
al que los dos sentados a la mesa
engañaban con palabras.
Y ahora que ella come y que cocina
y quiere mirarlo sin las prisas del “mañana al alba al trabajo”,
del dormir, del amar, del criar,
y ahora que puede sonreírle
con la tranquila dulzura del tiempo caminado,
él no está.
Se volaron sus palabras.
¿Con quién habla entonces de la guerra,
de ese tren,
de sus muertos en la noche,
del fusil y el paredón?
Sólo con la alianza, la más grande,
la del luto, de la sangre y del dolor.
Ella espera.
Ella piensa: “ya voy,
ya estoy contigo,
ponte tu alianza y tu sombrero,
bebamos como siempre de aquel vino,
y charlemos por la senda que va al mar”.

Gabriel A. Jacovkis Polack es un músico y escritor argentino, nacido en 1949. Reside desde 1976 en Barcelona (España). Trabaja desde hace años en la relación entre música y poesía y ha realizado varios espectáculos con este tema. En el año 2007 Art i Paraules editó el libro Del alba al ocaso, con poemas del autor y fotografías de Héctor Zampaglione.
Tanto aquí como en blocdejavier seguiremos publicando algunas de sus más hermosos poemas.

Aquellas pequeñas cosas (III): El calaix (Gabriel A. Jacovkis Polak)

Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia
J.M.Serrat

En un calaix
de la meva còmoda indulgent
guardo històries i records.
Amagats en el silenci
conviuen passaports trencats,
un rellotge sense hores,
cinc brins de tabac,
el menú del vaixell d’un exili,
una foto caducada,
el carnet d’identitat d’un país que no habito,
la clau d’un somni
i un poema
que va escriure algú
que ja no sé qui és.
Són borrissols del temps
que no desitgen morir.

Ilustración: “Sky line: la gran tentación” (1988), de Eduardo Úrculo.

Podéis consultar otros poemas de Gabriel Alejo en su blog, cuya dirección es:
http://paramiuncortado.wordpress.com/

También podéis acceder en esa dirección al mismo poema en su versión en castellano que es igualmente bella y precisa a la original en catalán.