“Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo” (Beethoven)
“El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla” (Browning)
Ilustraciones de Andrey Belle y Emile Bernard

HOLODOMOR
No podré nunca escribir
vuestros nombres en la nieve.
Ni pronunciarlos en idish.
Quiebra mi desconsuelo
invocar nuestro paseo
por festivas y húmedas
calles estrechas de Odesa.
El címbalo y el violín.
Contrabajo y clarinete.
En bodas y funerales.
Los klezmorim de Moldavanka.
Ahora solo un óleo
en el shtetl de Chagall.
Soy el klezmer que errante
pregona vuestra memoria
por el bulevard de Paris.
Autor: Javier Solé
Ilustración de Marc Chagall
La música klezmer constituye un género musical étnico que procede de la tradición askenazí de Europa del Este. Surgió durante la Edad Media e integró diversas influencias procedentes de países tales como Rumanía, Grecia o Ucrania. Esta música se interpretaba como acompañamiento a la danza y a celebraciones sociales de todo tipo que incluían, por ejemplo, las bodas. Actualmente se conserva casi inalterada y todavía se interpreta en muchas partes del mundo. Entre otros instrumentos, los más utilizados en este género musical son el violín, el dulcémele, el clarinete o el acordeón.
“Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo” (Beethoven)
“El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla” (Browning)
Ilustraciones: Jesús López Zulueta, “mujer y violín” (2019), Giovanni Giacometti, “La suonatrice” (1909) y Horacio Ferrer, “Cinco figuras en un metro cuadrado” (1934)
“Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo”
(Ludwig van Beethoven)
“El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla”
(Robert Browning)
Ilustraciones: Bela Kadar, “The Girl with Guitrar” (1935) y John Tarahteeff, “El tocadiscos” (2014)