Te vi, se rompieron nuestras soledades, se alborotó el instinto, se llenaron de luz las lámparas fundidas. Se murieron del susto, nuestros primeros padres,
y tu pena y mi pena, se suicidaron juntas la tarde, de nuestro encuentro.
Si vas al campo, no subas por los almendros. Ni cojas nidos, ni caces pájaros, ni mates insectos negros. ¡Ay, esa flor, esa flor que ahora muere entre tus dedos, sus novecientas hermanas la están echando de menos! Si vas al campo, sé bueno. ¡Échate en la hierba, canta, estate quieto! No deshagas las casas de los insectos.
Autor: Gloria Fuertes
Ilustración: Virginie Demont-Breton, “Girl making flower garland in the fields”
«Fue el crimen a sangre fría, duró tres años, ese horror lo viví día a día, en plena juventud tuve hambre y frío muriendo y conviviendo con el cadáver de mi alegría»
Autor: Gloria Fuertes
Fotografía: Robert Capa, “retirada republicana” (Barcelona, enero 1939)
En medio del prado hay una Escuela adonde van las flores y las abejas. Amapolas y lirios, margaritas pequeñas, campanillas azules que, con el aire, suenan; rosas enanas, rosas. Tulipanes de seda.
En el centro del prado hay una Escuela y a ella van las rosas en Primavera. En el recreo cantan las flores a las ovejas. En el recreo saltan las flores sobre la hierba. Y si llueve, se ponen contentas y crecen camino de las estrellas.
En el centro del prado hay una Escuela, y una mariquita es la maestra.