Ja floreix com un clavell la primera llum del dia. Jo voldria, li diu ell, escriure’t sobre la pell un tractat de geometria.
(Escriure’t sobre la pell un tractat de geometria.)
Si t’estires de costat i el teu cos al meu s’aploma, llegiré en paper pigat les paraules del tractat i recitaré l’axioma:
“Dues boques fan un bes. Quatre ulls, una mirada. Bes, mirada i un cor encès, canten, per regla de tres, una cançó enamorada.”
I ella, amb posat amatent, li diu: jo també ho voldria. I s’escriuen mútuament i disposen cos i ment en perfecta simetria. Si t’estires de costat i el teu cos al meu s’aploma, llegiré en paper pigat les paraules del tractat i recitaré l’axioma:
“Dues boques fan un bes. Quatre ulls, una mirada. Bes, mirada i un cor encès, canten, per regla de tres, una cançó enamorada.”
Tantas veces me mataron, tantas veces me morí Sin embargo, estoy aquí, resucitando Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal Porque me mató tan mal, y seguí cantando
Cantando al sol como la cigarra Después de un año, bajo la tierra Igual que el sobreviviente Que vuelve de la guerra
Tantas veces me borraron, tantas desaparecí A mi propio entierro fui sola y llorando Hice un nudo del pañuelo, pero me olvidé después Que no era la única vez, y seguí cantando
Cantando al sol como la cigarra Después de un año, bajo la tierra Igual que el sobreviviente Que vuelve de la guerra
Tantas veces te mataron, tantas resucitarás Cuántas noches pasarás desesperando Y a la hora del naufragio, y a la de la oscuridad Alguien te rescatará, para ir ir cantando
Cantando al sol como la cigarra Después de un año, bajo la tierra Igual que el sobreviviente Que vuelve de la guerra
Si pudiera cerrar los ojos y los sueños me tomaran de la mano, me levantaría y volaría en un cielo nuevo y olvidaría mis penas. Si pudiera viajar en mi imaginación, construiría palacios y noches donde el amor y mis esperanzas puedan crecer y borraremos el dolor.. Un mundo en el que ves personas cuyos rasgos, están nublados por la opresión, la miseria y el sufrimiento de una amarga realidad que destruye todo lo que construimos. Un mundo donde se ven levantarse muros de tiranía que aplasta en nosotros sueños y sueños. y reine la oscuridad y la avaricia en todos los corazones.
Autor: Emel Mathlouthi
Ilustración: Hussein Bicar, “Marine in the Moonlight” (1994)
Holm de EMEL es una canción que expresa el deseo de escapar de las dificultades e injusticias del mundo y encontrar consuelo en una nueva realidad. La letra describe un anhelo de cerrar los ojos y dejarse llevar por los sueños, elevándose hacia un nuevo cielo donde el dolor y el sufrimiento se olvidan.La canción sugiere un mundo de fantasía donde uno puede viajar libremente en su imaginación, plantando y construyendo palacios de noches. Este reino imaginario representa un espacio donde crece el amor y los sueños se cumplen, sirviendo como un escape de las cargas de la realidad.La letra también refleja una insatisfacción con el estado actual del mundo. Destaca la presencia de sufrimiento, injusticia, opresión y oscuridad que ensombrecen la vida de las personas. Las imágenes de muros de tiranía alude a las estructuras y fuerzas sociales que obstaculizan el progreso y aplastan los sueños. La canción enfatiza la lucha colectiva contra el egoísmo y el predominio de la oscuridad y el egocentrismo en todos los corazones.En definitiva, “Holm” transmite el anhelo de un mundo mejor, donde los sueños no sean aplastados y el amor y la esperanza prevalezcan sobre el dolor y el sufrimiento.
Uno se despide, insensiblemente, de pequeñas cosas Lo mismo que un árbol Que en tiempo de otoño Se queda sin hojas Al fin la tristeza es la muerte lenta De las simples cosas Esas cosas simples Que quedan doliendo En el corazón
Uno vuelve siempre A los viejos sitios donde amó la vida Y entonces comprende Cómo están de ausentes las cosas queridas Por eso muchacho no partas ahora Soñando el regreso Que el amor es simple
Y a las cosas simples las devora el tiempo
Demórate aquí En la luz mayor de este medio día Donde encontrarás Con el pan al sol, la mesa tendida Por eso muchacho no partas ahora Soñando el regreso
Que el amor es simple Y a las cosas simples las devora el tiempo
Uno vuelve siempre A los viejos sitios donde amó la vida.
Autores de la canción: Julio Cesar Isella / Armando Tejada Gomez
“Hay letras tan directas que se parecen a la conversación con un amigo o al consejo de un hermano. Hay canciones que escapan de una partitura para dibujarte las notas desde dentro, a medida, con la forma y la cadencia exacta que solo caben en ti. Una de esas canciones, para mí, es la Canción de las simples cosas, de César Isella y Armando Tejada —o de las cosas que importan de verdad—. Ya sea en esa garganta inmensa de Mercedes Sosa, en el timbre desgarrado de Chavela Vargas o en el quejíolargo de Diego, El Cigala, es una de esas canciones que, si te detienes a escucharla, te acaba atrapando” (Gabriel Urbina)
Ilustración: Van Gogh, “paisaje otoñal al crepúsculo” (1884)
A esta hora exactamente, hay un niño en la calle… ¡Hay un niño en la calle!
Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate Poniéndole una estrella en el sitio del hambre de otro modo es inútil, de otro modo es absurdo ensayar en la Tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle
No debe andar el mundo con el amor descalzo enarbolando un diario como un ala en la mano trepándose a los trenes, canjeándonos la risa, golpeándonos el pecho con un ala cansada. No debe andar la vida, recién nacida, a precio, la niñez arriesgada a una estrecha ganancia porque entonces las manos son inútiles fardos y el corazón, apenas, una mala palabra
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle, que hay millones de niños que viven en la calle y multitud de niños que crecen en la calle. yo los veo apretando su corazón pequeño Mirándonos a todas con fábula en los ojos un relámpago trunco les cruza la mirada, porque nadie protege esa vida que crece y el amor se ha perdido, como un niño en la calle
Autor: Armando Tejada Gómez
Ilustración de Fernand Pelez, “niño de la calle” (1880)
Cuando voy al trabajo pienso en ti, por las calles del barrio pienso en ti, cuando miro los rostros tras el vidrio empañado sin saber quienes son, donde van. Pienso en ti, mi vida, pienso en ti. En ti, compañera de mis días y del porvenir de las horas amargas y la dicha de poder vivir, laborando el comienzo de una historia sin saber el fin.
Cuando el turno termina y la tarde va estirando su sombra por el tijeral y al volver de la obra discutiendo entre amigos razonando cuestiones de este tiempo y destino, pienso en ti mi vida, pienso en ti. En ti, compañera de mis días y del porvenir de las horas amargas y la dicha de poder vivir, laborando el comienzo de una historia sin saber el fin.
Cuando llego a la casa estas ahí, y amarramos los sueños… Laborando el comienzo de una historia sin saber el fin.
Letra y música: Víctor Jara, 1973
Ilustraciones: Munch, “Obreros de vuelta a casa” (1912) y Walter MacEwen, “regreso a casa después del trabajo” (1885)
Yo no canto por cantar ni por tener buena voz, canto porque la guitarra tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra y alas de palomita, es como el agua bendita santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto como dijera Violeta guitarra trabajadora con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos ni cosa que se parezca mi canto es de los andamios para alcanzar las estrellas, que el canto tiene sentido cuando palpita en las venas del que morirá cantando las verdades verdaderas, no las lisonjas fugaces ni las famas extranjeras sino el canto de una lonja hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo y donde todo comienza canto que ha sido valiente siempre será canción nueva.
Letra y música: Víctor Jara
Víctor Jarahabía vuelto exultante de su ultima gira por Perú, en junio de 1973, la que se convertiría en su último viaje internacional. Al retornar, se concentró en las nuevas canciones que darían forma a dos discos: Canto por travesura y Tiempos que cambian. El primero estaba dedicado a canciones de la tradición picaresca del campo chileno, música que el autor conocía de forma profunda, al haber nacido en 1932 cerca de Chillán.La historia de Tiempos que cambian sería más convulsa. No alcanzó a grabar la totalidad de las composiciones previstas. Su detención el 11 de septiembre de 1973 y su posterior asesinato dejaron truncado este proyecto. Sin embargo, alcanzó a registrar la canción Manifiesto,
Las cintas donde estaba grabada Manifiesto y el resto de sus canciones finales tuvieron que ser sacadas del país de forma clandestina. Una periodista sueca que entrevistó a Joan una semana después del asesinato de su pareja, le propuso llevarlas a Inglaterra.Así, las trasladó de manera clandestina en su maleta y pudo llevarlas al estudio Abbey Road, de Londres, para que se trabajaran. El mismo sitio legendario donde The Beatles facturó casi toda su obra. Ahí, el registro fue rescatado y pudo ver la luz en 1974 de manera póstuma. Eso sí, el álbum ya no se llamó Tiempos que cambian, como era el plan original, sino que pasó a rebautizarse como Manifiesto, tal como rezaba su canción principal. Así es conocido el disco hasta hoy.
Frágil como un volantín en los techos de Barrancas jugaba el niño Luchín con sus manitos moradas con la pelota de trapo con el gato y con el perro el caballo lo miraba.
En el agua de sus ojos se bañaba el verde claro gateaba a su corta edad con el potito embarrado con la pelota de trapo con el gato y con el perro el caballo lo miraba.
El caballo era otro juego en aquel pequeño espacio y al animal parecía le gustaba ese trabajo con la pelota de trapo con el gato y con el perro y con Luchito mojado.
Si hay niños como Luchín que comen tierra y gusanos abramos todas las jaulas pa’ que vuelen como pájaros con la pelota de trapo con el gato y con el perro y también con el caballo.
En pleno invierno de 1970, Luis Iribarren Arrieta fue adoptado por Víctor Jara. El compositor lo encontró cuando tenía menos de un año en la población y asumió su cuidado. Además de darle sus apellidos, el cantautor le escribió «Luchín», una canción que se convertiría en una de las composiciones más conocidas de su extensa obra.
Jara lo conoció cuando llegó por unos trabajos de invierno luego del desborde del río mapocho por un temporal. Vio al niño enfermo, envuelto en unos trapos en medio del barrio, y lo llevó a su casa junto a Joana Turner y sus dos hijas, Manuela y Amanda.
“Luchín” es una canción del cantautor chileno Víctor Jara que fue publicada en el año 1972 en el disco “La Población”. Hijo de una familia campesina, desde pequeño Víctor gustaba de esas viejas pero dulces tonadas que le cantaba su madre, Amanda Martínez. Pero sus inicios en los escenarios los hizo en el teatro, donde encontró el ruedo para mostrar todo su talento en las letras escribiendo obras y presentándolas por todo el mundo en los 60’s y que lo dejaron como uno de los directores teatrales más aplaudidos en Chile. Pero a mitad de la revolucionaria década de los 60’s, Víctor encontraría una nueva forma de expresar su sentir, y sería por medio de las canciones y el folclor. Por ello se dedicó a investigar y rescatar el folclor campesino, que era totalmente distinto a ese folclor que se difundía en las radios que hacían referencias a patrones con patrones de fundo dándoselas de amantes de la tierra y del sufrimiento del campesino. Con Víctor, que seguía los pasos de Violeta Parra, Margot Loyola y otros músicos dedicados a la investigación, se empezó a notar un nuevo movimiento musical donde la música tradicional fue mezclada con crítica social ante las injusticias que se notaban entre las clases sociales más bajas.
En 1972, Víctor decidió rendir un homenaje a todas esas familias que tenían la valentía de luchar por una oportunidad laboral y por una vivienda decente. Por ello, y en homenaje a esas personas, Víctor Jara lanza al mercado su disco titulado simplemente “La Población”; dentro de ese disco viene incluida la ya mencionada balada “Luchín”, que era el retrato de un niño que vivía su blanca inocencia en un mundo de pocas oportunidades y donde los recursos eran bajos, ya que sus padres eran temporeros o simplemente obreros de quincena mal pagada y un trato laboral deprimente. La historia de esta canción viene ligada a la realidad y en especial por ese niño que el mismo Víctor pudo ver jugando con una pelota de trapo, un perro y bajo las patas de un caballo.
“Uno de los chiquitines que llegó a la facultad se convirtió en tema de una canción de Víctor. Luchín estaba gravemente enfermo de pleuresía y necesitaba constantes cuidados de día y noche. Quena lo había encontrado en uno de sus viajes a la población: un mugriento montoncito de harapos en el fangoso suelo de una choza donde vivía con su numerosa familia. Un caballo, única posesión de valor de la familia y fuente de su precario sustento, compartía la habitación. Luchín tenía casi un año pero era menudo para su edad. Necesitaba una prolongada convalecencia antes de que pudiera ser devuelto a su familia, de modo que Víctor y yo nos lo llevamos a casa y le atendimos durante algunas semanas hasta que más adelante, con el consentimiento de sus padres, Quena lo adoptó definitivamente“ (Joan Jara).
“Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos; pienso que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduria pero no necesito extenderme sobre eso ya que tú lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Todo el amor, te veré por el camino”.
So Long, Marianne
Come over to the window, my little darling
I’d like to try to read your palm
I used to think I was some kind of Gypsy boy
Before I let you take me home
Now so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again
Well, you know that I love to live with you
But you make me forget so very much
I forget to pray for the angels
And then the angels forget to pray for us
Now so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again
We met when we were almost young
Deep in the green lilac park
You held on to me like I was a crucifix
As we went kneeling through the dark
Oh, so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again
Your letters, they all say that you’re beside me now
Then why do I feel alone?
I’m standing on a ledge and your fine spider web
Is fastening my ankle to a stone
Now so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again
For now I need your hidden love
I’m cold as a new razorblade
You left when I told you I was curious
I never said that I was brave
Oh, so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again
Oh, you are really such a pretty one
I see you’ve gone and changed your name again
And just when I climbed this whole mountainside
To wash my eyelids in the rain
Oh, so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again