Cuando volvéis a la ciudad, vencejos, acaso regresáis como si nada hubiera sucedido desde entonces, como si este verano fuera el mismo que dejasteis ayer flotando inmersos en el giro sin fin de vuestro grito.
Pertinaces y aleves os he visto volando en redondel sobre el asfalto, dejando en el presente la sospecha de un retorno falaz al tiempo antiguo. ¿Por qué nos engañáis con la esperanza de habitar otra vez aquel instante que el aire se ha llevado para siempre?
Unidos al misterio de la rueda esta tarde, otra vez, habéis cruzado las altas azoteas incendiadas. Otra vez, obstinados, agoreros, otra vez ululando en desbandada otra vez, esta tarde, habéis trazado un círculo sonoro que constela el nítido crepúsculo de junio.
Y al cabo del estío que os regresa, de nuevo os marcharéis mientras nosotros tratamos de afrontar esa certeza de ser como vosotros breve vuelo, leve sombra fugaz sobre la tierra.
“El poema se escribe desde la orfandad. Se vuelve a ella cuando está terminado”
(Alfredo Buxán)
En este crepúsculo del verbo conjugo casa y silencio ventana y tristeza infancia con muerte.
En el declive de las palabras invoco en vano lumbre rocío braña. Balbuceo en la vigilia inclusa cirro sombra.
En esta elegía del lenguaje No olvidaré tu nombre
Autor: Javier Solé
Fotografía de Felipe Zapico
ÁNCORA
No descubrí el consuelo nunca con nadie en nada. Confundí durante años soledad con orfandad. Me habita un vacío insondable desgarrado. Exiliado y vencido en un callejón del puerto ladro a la luna en silencio. En los adoquines una sombra seduce a los marineros. Fondea una barca a mi lado.
Autor: Javier Solé
Fotografía de Felipe Zapico
ÀNCORA
No vaig descobrir el consol mai amb ningú en res. Vaig confondre durant anys solitud amb orfandat. M’habita un buit insondable estripat. Exiliat i vençut en un carreró del port bordo a la lluna en silenci. En les llambordes una ombra sedueix als mariners. Fondeja una barca al meu costat.
Un grupo de personas, muchas de ellas francesas, cantando en la calle de Espoz y Mina, junto a la Puerta del Sol, después de que cerrasen los bares por el toque de queda a las 23 horas Madrid, 26/03/2021
El rebaño bala el rebaño muge el rebaño vota el rebaño sólo se despeña por pánico jamás por rabia.
Autor: Felipe Zapico
Fotografías de Olmo Calvo
(05-03-21) Un bar del centro de la ciudad de Madrid antes del toque de queda
La ley sobre la seguridad pública – apodado “ley mordaza” – definiría la protesta pública por personas reales en frente del Parlamento y otros edificios del gobierno como una “perturbación de la seguridad pública”, punible con una multa de 30.000 euros. Las personas que participan en protestas espontáneas cerca de los servicios públicos, centros de transporte, centrales nucleares o instalaciones similares se arriesgarían a una multa asombrosa de € 600.000. El “uso no autorizado” de imágenes de los cuerpos de seguridad o la policía – presumiblemente destinados a los reporteros gráficos o simples ciudadanos con cámaras tomando fotos de policías o soldados – también tendrá una multa € 30.000, por lo que es imposible documentar los abusos (Si la policía actúa siempre correctamente, ¿por qué ese miedo a que les graben? Y ¿por qué les cuesta tanto ir identificados como marca la ley?)
La ley fue introducida en 2013 por el gobierno del Presidente Mariano Rajoy, cuyo partido conservador goza de una mayoría en ambas cámaras del Parlamento. La cámara baja aprobó la ley en diciembre, y, a pesar de las súplicas de los grupos de derechos y las Naciones Unidas, el Senado la aprobó el mes pasado.
El propósito principal de la ley, al parecer, es ayudar al partido en el poder mantener su control del poder, al desalentar las protestas contra la austeridad que se convertía en un amplio apoyo al partido Podemos. Este partido parece que va a hacer grandes resultados en las elecciones de este año.
Seria bueno que la Comisión Europea actuará con rapidez para condenar la nueva ley. Maina Kiai, el relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica, ha instado a los legisladores españoles a rechazar la medida, argumentando: “Los derechos a la protesta pacífica y expresar colectivamente una opinión, son fundamentales para la existencia de un país libre y la sociedad democrática “. La nueva ley mordaza de España inquietantemente se remonta a los días oscuros del franquismo. No tiene lugar en una nación democrática, donde los españoles, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen derecho a la protesta colectiva.
Se toma la palabra.
Se toma la palabra en toda la Península, en todos los lugares, las calles, ateneos libertarios, centros ocupados, bares, esquinas y mercados.
Se toma la palabra
para
defenderla
de tanto
tramposo.
Se toma la palabra
para
defenderla
de tanto
tanto
pomposo.
Se toma la palabra
palabra
que sangra
que duele
que alivia.
Se toma la palabra
que abrasa
que raspa
que mancha.
La tragedia anida
en la huelga del padre que acalla el hijo
en la revuelta disipada de malos modos
en los disparos del hermano que hieren al amigo
en el joven que olvido quienes eran sus vecinos,
aquellos que saludaba cada tarde
con la mano tiznada de chocolate
cuando salía de la escuela
volviendo a casa
siempre por el camino más largo
siempre con los pies llenos de barro.
Autor: Javier Solé
Del libro de poemas “La casa del silencio” (ISBN 978-84-9095-522-2)