Dolor
Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear
Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar…
Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.
Ilustración de Víctor Bauer
Una delicia el poema en la versión de Paco Ibáñez:
Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias… Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
Ilustración de Neil RODGER, “seated woman looking at the sea”
Este fue el último poema que Alfonsina escribió antes de suicidarse…
Hacia la una de la madrugada del martes 25 Alfonsina abandonó su habitación y se dirigió a la playa La Perla. Esa noche su hijo Alejandro no pudo dormir; a la mañana siguiente, lo llamó la dueña del hotel para informarle que le habían reportado del hotel que su madre estaba cansada pero bien.
Esa mañana, la mucama Celinda había golpeado la puerta del dormitorio para darle el desayuno y no obtuvo respuesta y pensó que era mejor dejarla descansar y fue lo que le comunicó a la dueña. Pero cuando dos obreros descubrieron el cadáver en la playa, se difundió la noticia; su hijo se enteró por radio y el cuidador del hotel, José Porto, se lo confirmó vía telefónica. Hay dos versiones sobre el suicidio de Alfonsina: una de tintes románticos, que dice que se internó lentamente en el mar, y otra, la más apoyada por los investigadores y biógrafos, que afirma que se arrojó a las aguas desde una escollera.
A la tarde, los diarios titulaban sus ediciones con la noticia: «Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América». La sorpresa obligó a reconstruir el hecho. A las ocho de la mañana, los obreros de la Dirección de Puertos Atilio Pierini y Oscar Parisi observaron algo flotando a doscientos metros de la playa La Perla y que podría tratarse de una persona. Pierini se arrojó al agua mientras su compañero denunciaba el evento a la policía; los cabos Antonio Santana y Dámaso Castro ayudaron al joven obrero a llevar el cuerpo sin vida a la orilla. Determinaron que era una mujer bien vestida y que había estado flotando poco tiempo. Una ambulancia la trasladó a la morgue, donde fue examinada por el doctor Bellati, quien reconoció a Alfonsina cuando destapó el cuerpo. Se especuló que Alfonsina se arrojó desde la escollera del Club Argentino de Mujeres a doscientos metros de la costa. Sobre la escollera se encontró uno de sus zapatos, el cual se había enganchado con los hierros en el momento en que su dueña se había arrojado al mar.
Alfonsina Storni (1892 -1938) fue maestra, actriz, periodista, poeta, socialista, feminista y madre soltera, fascinaba al Buenos Aires del siglo XX con sus versos y con el desafío a todos los prejuicios en medio de una sociedad machista y oligarca. Sensual, frágil, activa, pasional, romántica, cerebral, contestataria, feroz, vanguardista…, escribía con voz femenina y potente.
Su suicidio se vivió con espíritu romántico, pero no se internó en el mar caminando, con los cabellos al viento, sino que se arrojó a la mar desde un espigón, consumida por el dolor que el cáncer le producía, sin esperanzas de cura.
Bajo el título “Voy a dormir: Alfonsina Storni” puedes leer aquí la excelente narración del suicidio del poeta:
Qué hermosa entrada, Javier! La musicalización de Paco Ibáñez es impecable, como todas las suyas. Y el poema póstumo… Recordé mis visitas a Mar del Plata, poco frecuentes, en las que nunca faltaba la peregrinación hasta la escultura hecha en su homenaje por Luis Perlotti, frente al sitio donde se suicidó
mIS IMPRESIONES CON RESPECTO A ALFONSINA SON QUE ESTARÍA MUY ENOJADA CON LA FOTO QUE ELIGIERON EN LA CASA ROSADA. LA FOTO ERA DE SU ÈPOCA DE MUJER SIMPLE. SEGURAMENTE A ELLA LE GUSTARÍA MA´S LA FOTO CON EL CORTE GARZÓN. CORTO Y RUBIO. Y SUS PERLAS . LO MISMO LA ESCULTURA. ES UN HORROR . ELLA NO TENÍA EL CABELLO LARGO. CORTÁRSELO FUE SIMBOLO DE EVOLUCIÒN FEMENINA. LO MISMO OCURRE CON EVA EN LA BIBLIO NACIONAL. ES UN HORROR . JAMÁS VESTIRÍA CON GAJOS A LO OCHENTOSO. SE ESTÁN VENGANDO LOS ESCULTORES?????????????????’ESTOY ESPANTADA