Retratos de España (31): España no funciona, el país no va bien y a los catalanes nos va mal en España

“ESPANYA CARINYO, LO NOSTRE NO FUNCIONA” (ESPAÑA, cARIÑO, LO NUESTRO NO FUNCIONA) és el segon vídeoclip de MALI VANILI realitzat per la Mar Orfila.

sant_jordi_2013Ens ho hem passat molt bé creant aquesta cançó i encara millor fent el videoclip.. portem molts anys intentant ser espanyols i no ens en sortim, potser és l’hora de separar-nos i que cadascú faci el seu camí, no?. però tan amics, eh!?

En definitiva, antes solos que mal acompañados.

amores cotidianos (78): amores distantes. Cartas desde Paris

María S., en “PARIS 1973”, nos ofrece un relato que por una veleidad romántica he subtitulado para esta serie con el fantasioso “CARTAS DESDE PARIS” y que os reproduzco a continuación:

PARÍS, 1.973

Se llamaba Marie Lafargue, la conocí en París.

Fui allí con dos amigos a pasar cuatro semanas de vacaciones, como viaje de fin de curso, en un dos caballos prestado. Acampamos en el Bois de Boulogne y nos prometíamos un mes glorioso en esa ciudad donde todas las mujeres nos parecían hermosas. Todas. Yo tenía veinte años y era mi primer viaje al extranjero.

mark spain - 01A los dos días de llegar conocí a Marie. Estábamos sentados en una terraza de la orilla izquierda, en un alarde despilfarrador, y enfrente estaba ella en un banco mirando al río y fumando. Me fijé en esa mujer porque de vez en cuando se tocaba un pie, como en una caricia breve, hasta que en una de las caricias se quitó el zapato y lo tiró al Sena. Estuve un rato esperando que tirara el otro pero no lo hacía, así que cuando decidimos irnos del café me acerqué a gastarle una mala broma en un mal francés sobre la cojera coyuntural que la llevaría a su destino siguiente. Me miró con ojos tristes en cuyo fondo brilló de repente una chispa de ironía, y en buen español contestó que su destino siguiente no existía pero que llegaría a su casa descalza. Se quitó el otro zapato, me lo alargó con gesto de “por favor, tíralo tú mismo” y yo, sin dejar ya de mirar su mirada, lancé el zapato al río y extendí mis brazos en un ofrecimiento risueño y mudo de transporte. A voces, les dije a mis amigos que ya iría yo por mi cuenta al camping y acepté el peso de Marie que, jugando, se dejó coger por mí y empezamos a andar hacia su casa. A ratos caminando juntos y a ratos llevándola en brazos con la excusa de sus pies descalzos.

Pasé a los dos días por el Bois a recoger mi ropa y a quedar para la vuelta a España el día convenido. Seguí con Marie todo el tiempo que estuve en París, hubiera seguido mi vida entera. Ella tenía cuarenta y tres años y un hijo en algún sitio. Hacía traducciones de textos españoles e italianos, y los papeles se le acumulaban sobre la mesa de trabajo aquellos días en la misma proporción en que se nos acumulaba el amor, y a mí la felicidad no me daba tregua. Viví con ella días calurosos y eternos de eternidad volátil, que empezaban con un desayuno por la tarde y seguían con música y flores de madrugada. Marie era una diosa y yo oficiaba con devoción su culto. Si me miraba yo me derretía, si me tendía una mano yo tenía que hacer esfuerzos por mantener la dignidad y no correr hacia ella a cuatro patas o reptando. La despertaba besando sus párpados y las arruguitas de alrededor de sus ojos y de las comisuras de sus labios. Me volvían loco esas señales de su vida trazadas como a plumilla, delicadas y perennes. A ella no le gustaban; me decía, entre triste y bromista, que eran signos recordatorios de que podría ser mi madre, “pero no lo eres”, contestaba yo sin dejar de besarlas, “las adoro”, y era verdad: me atrapaban esas líneas como si fueran una tela de araña. Con Marie el tiempo tenía una consistencia extraña y, entre un instante y el siguiente, mi reloj señalaba por lo menos cuatro horas de diferencia. Nos movíamos por los días como en el agua, lentos e ingrávidos; dormir o despertar a cualquier hora, salir a pasear con o sin zapatos, comprar baguettes y margaritas y volver a casa con risas y prisas era normal y eran rituales festivos: la fiesta de un amor inesperado y frágil, decía ella.

Stanley Spencer - Las cartas de amor (1950)Cuando los bocinazos del dos caballos me sacaron de allí fue contra mi voluntad más férrea de permanecer para siempre con ella. Hice el camino de regreso a los infiernos sin pronunciar palabra. Escribí cartas a Marie. Terminé la carrera. Escribí más cartas. Me casé con mi última novia de la Facultad. Escribí más cartas. Pasaban décadas. Escribí más cartas. No contestó nunca. Su recuerdo me abrazaba siempre y a veces lo hacía con tanta fuerza que me ahogaba.

Hoy he recibido una carta remitida por un tal Paul Lafargue comunicándome en dos líneas la muerte de su madre y adjuntando un sobre cerrado dirigido a mí por Marie. Su única carta.

Fuente original: http://alaluzdesirio.blogspot.com.es/2011/06/paris-1973.html

Ilustraciones: Mark Spain y Stanley Spencer, “Las cartas de amor” (1950)

el suicidio (XXXI): sombra de progenitor posesivo. Antonia Pozzi, poeta póstuma.

“La poesía es una catarsis del dolor, como la inmensidad de la muerte es una catarsis de la vida.” (Antonia Pozzi)

LÍMITES

Cuánto me acuerdoDaumier - leaving school (1848)
de mi cartera escolar,
manoseada, gris,
que toda yo estrechaba con mis libros
en un único abrazo
seguro.
No conocía entonces
este acezante trascender,
este desbordamiento estéril,
este perderse
que todavía no es morir.

Cuántas veces me apeno, pensando
en mi cartera escolar.

Ilustración: Daumier, “leaving school” (1848)

GRITO

Duy Huynh - la magia

No tener un Dios,
no tener una tumba,
no tener nada firme,
tan sólo cosas vivas que se escapan;
vivir sin ayer,
vivir sin futuro,
y cegarse en la nada
(socorro)
a causa de la miseria
que no tiene fin.

Ilustración de Duy Huynh

 

antonia pozziAntonia Pozzi (1912-1938) es una poeta italiana cuya obra poética permaneció inédita hasta su muerte. Su vida estuvo marcada por la falta de afecto, derivada de la paranoica censura paterna, un abogado ambicioso y posesivo, simpatizante del fascismo, y la actitud débil y distante de su madre. Un drama existencial que, con los años, no consiguen mitigar ni la poesía – su auténtico espacio de vocación -, ni su compromiso con los más desfavorecidos. Un drama en el que influye también la enorme contradicción entre la educación que recibe y el control al que se la somete, como un pájaro al que se le enseña a volar, para después cortarle las alas.

La angustia vital de la joven poeta en un entorno de crisis junto con las enormes contradicciones de su propia existencia y la presión de una familia inhóspita la conducen a quitarse la vida con sólo veintiséis años y tras una larga conversación incesante con la muerte.

Su mundo se había quedado definitivamente encerrado en el Liceo Manzoni de Milán, cuando a la edad de quince años y cursando el primer grado de Bachillerato, conoce a Antonio María Cervi, un profesor de latín y griego con el que comparte un amor imposible. A pesar de que la familia se negó a reconocer esa relación entre profesor y alumna, la joven mantuvo una relación real con Cervi: el padre de ella intervino para separarlos definitivamente, a pesar de que el profesor llegara a plantearle incluso la posibilidad de casarse con Antonia.

El primer poema de Antonia lo escribió para su amado profesor. El padre, furioso, tachó el nombre en el poema y tras la muerte de su hija se consagró íntegramente y con denostado ahínco a manipular y censurar las poesías. No tuvo reparos en provocar la infelicidad de su hija en vida y en impedir su sosiego después de muerta.

Su poesía es melancólica, dulce y triste, repleta de nostalgias y adioses y envuelta de la coraza de una ternura inventada por ella misma, descubierta en su mundo interno; un canto a todo lo que es digno de ser salvado.

Ampliar información: http://ellamentodeariadna.blogspot.com.es/2008/03/la-nostalgia-de-la-luz-antonia-pozzi.html

amores cotidianos (77): dolor en el cuerpo, pasión en el alma

Tanto dolor escrito en este cuerpo…

Vallotton -  la enferma (1892)

Para los médicos y médicas, enfermeros y enfermeras que la atendieron; para las mujeres que cocinaron y limpiaron para ella.  

“Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo. (Alejandra Pizarnik)

1.
Tanto dolor escrito en este cuerpo.
Tanta luz anegada en estos ojos claros.
La rosa es sin porqué
-ya lo sabías.
El dolor nunca tiene para qué.

2
En el hospital el tiempo es otro tiempo.
Sigue pautas distintas:
leche caliente a las cuatro y a las once,
desayuno a las nueve,
tantos medicamentos en vasitos de plástico,
tomar la tensión por la mañana y por la noche,
visita de los médicos a las diez más o menos,
la comida a la una, tan temprano…
Lo que desaparece es la impaciencia.
La habitación es un vagón de ferrocarril
y el tren no va a llegar a su destino
antes de tres semanas.
Una visita ha observado
que el Madrid que se ve desde este piso décimo
es un óleo de Antonio López.

3
Después de lamitoxantrona
orinas azul.
Cerca agoniza un muchacho
a quien han serrado la pierna en la cadera:
cercenada pesaba treinta y cinco kilos,
más peso que el resto de su cuerpo ahora.
Un mesmerizador lo hipnotiza
para que no quiera morir
aunque se muere.
Tú orinas un azul
contiguo a esa agonía.

4
Estas enfermedades se llevan muchas cosas.
Lo que queda
me atrevo a llamarlo esencial.
Por ejemplo: estás viva. Te amo.

5
El café con leche cuesta ochenta pesetas.
El zumo de naranja natural, doscientas.
Un litro y medio de agua
mineral Cuesta ciento veinticinco.
El tratamiento -que paga
la Seguridad Social- de seis a ocho millones.

6
A veces he pensado que ya estabas muerta
y yo vivía alguna vida sin ti,
quizá con otra mujer.
La libertad de un duelo.
Me imagino releyendo los cuadernos de tu mano
escritos con esa letra que tú juzgabas tan fea.
Entonces me doy cuenta de que esa vida
es un pozo seco que en realidad no imagino
y no tendría que ver conmigo nada,
nada.

7
De pie detrás de ti
te rodeo la cintura con los brazos
mientras te inclinas para lavarte la cara
(esta mañana te desvaneciste
y volviste luego con un minuto de terror
sobre la lengua).
Te sostengo para que no caigas,
mi carne junto a tu carne.
Mientras estamos así
pienso en todas las veces que estuvimos así
pero mi carne dentro de tu carne
pero tu carne envolviendo mi carne.

Y de repente eres tú quien me estás sosteniendo
para que yo no caiga.

8
Sueñas
que queman por dentro a un caballo

y al día siguiente empieza la fiebre.

9
El tónico facial y la crema hidratante
hasta con treinta y nueve grados.
Hasta cuando eso representa más trabajo
que el de la jornada en que más hayas trabajado en tu vida.
Todo ese trabajo
para salvar la tersura de la piel

salvar la vida y el mundo
que hoy dependen de la tersura de la piel.

10
Un archipiélago de pequeñas estrellas de sangre
sobre los muslos.
Tienes sólo doce mil plaquetas hoy.
Han bautizado a tus estrelIitas petequias.

11
Eres sagrada
Tu orina huele mal
eres sagrada
Se te cae el hermoso pelo negro
eres sagrada
Las piernas no te sostienen
eres sagrada
Las heridas no cicatrizan
eres sagrada
Sin morfina no aguantas las llagas de la boca
eres sagrada
eres sagrada
y por eso mañana baja la fiebre
baja la fiebre azul
empieza el día de tu restitución.

12
Ya pasó, ya pasó, y sólo quedan
los chiquillos jineteando sus mountain-bikes en el baldío
-más allá del aparcamiento, diminutos
desde la planta décima-
y esa gota de sangre sobre los cubiertos de plástico.

Nota del autor: el autotrasplante de médula ósea salió bien y la paciente (con quien me había casado en diciembre de 1993 después de varios años de convivencia) goza de buena salud. Lo indico porque algún lector de estos poemas supuso- para mi sorpresa- un desenlace fatal: yo creía que el término restitución era suficientemente explícito.

Autor: Jorge Riechmann

Ilustración: Vallotton, “la enferma” (1892)

trabajar para vivir (26): las verdaderas posibilidades del capitalismo

Trabajando, he conseguido ascender desde la nada hasta la pobreza más extrema”

(Groucho Marx)

“Aunque un pobre llegue a rico, seguirá sufriendo las mismas enfermedades que afectan a los pobres, como resultado de la opresión que sufrió en el pasado”

(Eduard Punset)

Ilustraciones: Diego Rivera, “Campesino cargando un guajalote” (1944) y Alexandre Antigna, “The Death of the Pauper” (1849)Alexandre Antigna - The Death of the Pauper (1849)

la vida y la muerte (18): la muerte de Joana. Poemas de Joan Margarit

La poesía de Joan Margarit busca la verdad y afronta con pasión las cosas duras de la vida. Su hija Joana falleció con treinta años. Le dedico un libro de poemas centrado en los últimos ocho meses.
He seleccionado tres de los muchos poemas donde su hija es omnipresente como una cierta sucesión. El primero, que os presento en castellano, se centra en el dolor agónico de la Muerte viva; el segundo, en catalán, evoca los fragmentos de sensaciones, sentimientos e imágenes que la muy reciente muerte genera y, finalmente, el tercero -en ambas lenguas- deja constancia viva del envejecimiento y la tristeza del transcurso del tiempo. Todos ellos son profundamente emotivos.

“De lo que siento acerca del mañana, lo más parecido a una certeza es que Joana y yo no volveremos a vernos. Cuán distinta sería la vida si la muerte fuese a esperar muchos millones de años para podernos encontrar de nuevo, aunque fuese tan sólo durante unos breves instantes. Pero el abismo que nos separa es el abismo del nunca más. Los treinta años que hemos vivido juntos son ahora el único contrapeso y mi tesoro.

El mundo sin Joana se parece al que vivimos juntos, pero no es el mismo. Unas mínimas diferencias me ponen de manifiesto que las personas, los lugares, las cosas, no son las familiares. Me enfrento, pues, al terror más puro, cuando las cosas cotidianas no se reconocen y se vuelven amenazadoras. Por eso a veces lloramos, Mariona y yo, perdidos en el extraño paraje en el que nos ha abandonado la muerte de nuestra hija”

(Fragmentos del Prólogo del libro de poemas “Joana”)

“Morir-se encara és viure, em repeteixo.
D’aquest matí d’hivern, amable i tebi,
per favor, no te’n vagis, no te’n vagis”

(Joan Margarit: Fragment poema “Súplica”)

NO HAY MILAGROS

Llovía con desidia.august bradley - 03
Diecinueve de octubre, las nueve de la noche.
Joana iba asustada hacia el quirófano
rodeada por nosotros, que quedamos
en la salita mal iluminada junto a los ascensores.
Dicen que en un intento
de salvarse le dijo te quiero al cirujano.
Creíamos que un hada podría devolvernos
la Joana tranquila, la de siempre,
con sus confiados ojos centelleantes.
A las once mirábamos
las gotas de la lluvia en el cristal
como si resbalaran por la noche.
La noche era una hora de guadaña.

L’ESPERA

Tantes coses et troben a faltar.AndrisP - start of day
Cada dia està ple d’instants que esperen
les mans petites que, tantes vegades,
van agafar les meves.
Ens hem d’acostumar a la teva absència.
Ja ha passat un estiu sense els teus ulls
i el mar també s’hi haurà d’acostumar.
El teu carrer, durant molt temps encara,
esperarà davant la porta,
pacient, els teus passos.
No se’n cansarà mai perquè, esperar,
ningú no ho fa tan bé com un carrer.
I jo sóc ple d’aquesta voluntat
de ser tocat per tu, mirat per tu.
I que em diguis què fer amb la meva vida,
mentre els dies de pluja o de cels blaus
ja estan organitzant la soledat.

RECOMPTE

Un fanal té trencada la pantalla
i està apagat. La seva missió
no és fer llum damunt de la vorera,
sinó ser un pal de ferro dins la fosca.
Al carrer hi ha un contenidor cremat,
ennegrit, amb el plàstic corromput.
Ell mateix és, també,
retorçat i bolcat, una deixalla.

La nostra filla és aquesta angoixaEgon Schiele - sagrada familia (1913)
pel pas del temps, que ens va gelant la vida.
Ara, el seu objectiu no és estimar
ni ser estimada, sinó ser la pols
grisa i sense sentit de la matèria.

Tot perd la seva fràgil missió.
I mira, amor, tant se me’n dóna el nom
que li acabem donant a tot això,
perquè és d’aquí d’on ve la nostra força.
Aquesta part de mi que t’és desconeguda,
la del dolor desordenat i fred,
la que més et repugna, és la que ha estat
més a prop teu, la part de mi que sempre,
sense condicions, més t’ha estimat.

VERSIÓN CASTELLANA:

RECUENTO

Una farola rota y apagada.
Su cometido no es iluminar la acera,
sino ser ese poste
de hierro puesto en pie en la oscuridad.
En la calle, quemado, hay un contenedor
negruzco, roto, corrompido el plàstico.
Él mismo es, también,
retorcido y volcado, un desperdicio.

Nuestra hija es la angustia por el paso del tiempo
que, despacio, va helándonos la vida.
Ahora su objetivo no es amar
ni ser amada, sino ser el polvo
de una materia gris y sin sentido.

Todo pierde su frágil misión.
Y, mira, amor, nada me importa el nombre
que acabemos por darle a todo esto:
de ahí es de donde viene nuestra fuerza.
Esta parte de mí que te es desconocida,
la del dolor desordenado y frío,
la que más te repugna,
es la que ha estado siempre junto a ti,
la que, sin condiciones, más te ha amado.

Joan Margarit: la memoria sentimental.

“La casa del balcón posee aún
luz de conversaciones y refugio,
y cuando de los dos quede uno solo,
tendrá por compañía los recuerdos,
la hiedra y el ciprés hasta encontrarnos
en las ciudades de este sueño”

(Joan Margarit: fragmento del poema “Tantas ciudades a las que debimos haber ido”)

“Cuanto más viejo me hago, no reconozco otra aventura que valga la pena que la propia vida”

TRES DONES

Una fotografia que ens vam fer
tres anys després d’acabada la guerra.
És el jardí, de fet un pati descuidat
que hi havia darrere de la casa.
Cap dels qui hi som somriu.
La por impregna els vestits, tantes vegades
estripats i sargits, com les famílies.REFUGIADOS CATALANES EN LE PERTHUS_12 febrero 1939
Mirem cap a la càmera: la mare
amb el pentinat alt d’una pel·lícula
de la França ocupada.
L’àvia torça un mocador amb les mans
per un dels fills, encara a la presó.
Gairebé no recordo l’altra dona:
seca de passar pena, la tieta
va morir d’un atac passats uns mesos.
Entre elles tres, en una bicicleta,
als quatre anys, seriós, semblo un adult.
Que poc en queda,
guardat en el quartot de la memòria,
que dóna al jardí sec d’una tardor
amb fantasmes de roses: el jardí
de la infantesa, el pati de la por.

TRES MUJERES

Esta fotografía nos la hicimos
a los tres años de acabar la guerra.
Es el jardín, en realidad el patio
trasero y descuidado de la casa.
Nadie de los que estamos sonreímos. Berta Vicente Salas - 01
El miedo impregna los vestidos
rotos y remendados tantas veces,
igual que las familias.
Miramos a la cámara: mi madre
con su peinado alto de película
de la Francia ocupada, y mi abuela
que retuerce un pañuelo entre sus manos
por un hijo, en la cárcel todavía.
A la otra mujer casi no la recuerdo:
mi tía, enflaquecida por las penas,
murió del corazón al cabo de unos meses.
Entre las tres, en bicicleta, serio
como un adulto, a los cuatro años.
Qué poco queda ya
guardado en el cuartucho del recuerdo,
que da a este jardín seco de un otoño
con fantasmas de rosas.
Jardín de mi niñez: patio del miedo

Fotografías: antigua, refugiados catalanes en el paso fronterizo de Le Perthus en febrero de 1939 y moderna, de Berta Vicente Salas, tres mujeres de la misma generación que sonríen.

MARE RÚSSIA

Era l’hivern de l’any seixanta-dos:
el llum encès en el capçal del llitbarcelona nevada 1962
no s’apagava fins a ser esvanit,
a l’alba, per murmuris de clarors.
Tolstoi va ser incansablement llegit:
mentre en algun badiu bordava un gos,
jo imaginava, al bosc, un fabulós
passeig en els trineus sota la nit.
Va nevar a Barcelona, aquell hivern.
Calladament ens van embolcallar
els flocs de neu com una gran vitrina,
i, en arribar el bon temps, amb el desgel,
tu ja tenies per a mi, Raquel,
el rostre clar d’una Anna Karenina.

LA NOIA DEL SEMÀFOR

Eliara - blue mondayTens la mateixa edat que jo tenia
quan començava a somiar trobar-te.
Encara no sabia, igual que tu
no has après encara, que algun dia
l’amor és aquesta arma carregada
de soledat i de malenconia
que ara t’està apuntant des dels meus ulls.
Ets la noia que vaig estar buscant
tant de temps quan encara no existies.
I jo sóc aquell home cap al qual
voldràs un dia dirigir els teus passos.
Però llavors seré tant lluny de tu
com ara tu de mi en aquest semàfor.

MATÍ AL CEMENTERI DE MONTJUÏC 

He pujat la muntanya de les tombes.
He vingut fins a aquí travessant l’erm
de Can Tunis, nevat de plàstics grisosdetalle de una tumba del cementerio de Montjuic
i xeringues, on vaguen tremolosos
els ionquis com estàtues de draps.
Diu que l’Ajuntament vol arrasar-ho,
cobrir de formigó aquests camps d’herbotes
davant l’enorme reixa de la porta
del cementiri, alçat enfront del mar.
Serà pels morts més mala companyia:
els difunts, el seu mur i el seu silenci
s’adiuen amb els ionquis, com soldats
vagant perduts després de la derrota.

Pujant pel vell camí davant del port
vaixells i grues es van fent petits
i el mar es va eixamplant.
Aquí, en el lloc més alt,
estàs salvada del dolor del món.

Fotografía: detalle de una sepultura del cementerio de Montjuïc

Horarios Nocturnos

Paul Delvaux - Tren por la noche (1957)

Acostado a tu lado, oigo los trenes.
Cruzan mi frente sus fugaces luces
rasgando el horror tibio de esta noche.
La pausa de silencio me deja una luz roja,
una nota sobre este pentagrama
de cables y de vías oscuras y brillantes.
Acostado a tu lado,
oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
Quizá el último acierto
sea -abrazado a ti-
dejar pasar los trenes en la noche.

Ilustración: Paul Delvaux, “tren por la noche” (1957)

SOMNI D’UNA NIT D’ESTIULucien Freud - Michael Andrews and June (1966)

Hem aturat el cotxe
vora un mur de xiprers.
Fa trenta anys que vivim junts.
Jo era jove inexpert i tu una noia
desemparada i càlida.
L’ombra de l’última oportunitat
està ocultant la lluna.
Sóc un vell inexpert.
I tu una dona gran desemparada.

Ilustración: Lucien Freud, “Michael Andrews and June” (1966)

Este poema en la voz del aurtor es, como el recitado por Punset, pura delicia:

http://poetarium.llull.cat/poetarium/detall.cfm/ID/27168/CAT/joan-margarit-somni-nit-estiu.html

joan margaritJoan Margarit i Consarnau (1938), es un poeta catalán que ha desarrollado una obra poética bilingüe donde, como en un cuadro de Rembrandt, la oscuridad y las sombras infunden e intensifican la luz. Joan Margarit nos recuerda que no es la muerte lo que tenemos que comprender, sino la vida. Y su poesía se sitúa en el territorio de la memoria sentimental. Su poesía es realista, con una fuerte presencia de elementos autobiográficos, un uso bien equilibrado de la metáfora, y reflexiones de una naturaleza moral que pasa de lo individual a lo colectivo. Los temas están ligados al tiempo; el envejecimiento, la muerte, los recuerdos de la guerra, la familia, el amor. Pasión quieta por reflejar la cotidianeidad mecida por un halo de tristeza por el inexorable devenir de la existencia.

 “i, sobretot,
res de poeta maleït: tinc por,
però me’n surto sense idealisme.
A vegades, les llàgrimes rellisquen
darrere el vidre fosc de les ulleres”

(Joan Margarit: fragment poema “Autoretrat”)

Para ampliar información:

http://www.joanmargarit.com/

http://amoralart.cat/portfolio/joan-margarit/