Rafeef Ziadah versus Sliman Mansour

Soy tres generaciones de mujeres que nunca lograron pasar de los 40.
Borradas: de una forma u otra.
Balas o recuerdos de balas. Nos las robaron.
Eran las personas equivocadas, de la religión equivocada, en un Estado
diseñado para la exclusividad. Instalado sobre la tierra y la piel.
Cada vez que respiro…
Soy cada uno de sus suspiros junto a una ventana.
Cada viaje en autobús a la sala de espera de una cárcel.
Cada abrazo lo suficientemente largo
para ser interrumpido por un soldado.
Cada mano temblorosa que busca entre las ruinas.
Están conmigo. Me llevan.
Soy tres generaciones de mujeres que lo lograron.
Cada vez que inspiro. Cada vez que exhalo.
Lo lograron. Lo logramos.

Autor: Rafeef Ziadah

Ilustración: Sliman Mansour, “Farewell” (2014)

Nosotros enseñamos vida, señor

Hoy,
mi cuerpo
fue una masacre televisiva
que tuvo que adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
Hoy,
mi cuerpo
fue una masacre televisiva
que tuvo que adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
lo suficientemente
rellenas con estadísticas,
contadores, medidas, respuestas
para las que he tenido
que perfeccionar mi inglés
y he aprendido mis resoluciones
de las Naciones Unidas
pero aún así
él me ha preguntado
Srta Ziadah
¿no piensa que todo se arreglaría
si dejasen de enseñar tanto odio a sus hijos?”
Pausa.
Busqué dentro de mí la fortaleza
para ser paciente,
pero la paciencia no está
en la punta de mi lengua
mientras las bombas
caen sobre Gaza.
La paciencia simplemente
se ha escapado de mí.
Pausa.
Sonrisa.
Nosotros enseñamos vida,
señor.
Rafeef
recuerda sonreír.
Pausa.
Nosotros enseñamos vida,
señor.
Nosotros, los palestinos
enseñamos vida
después de que ellos,
hayan ocupado el último cielo.
Nosotros
enseñamos vida
después de que ellos
hayan construido sus asentamientos
y sus muros del Apartheid,
después del último cielo.
Nosotros enseñamos vida,
señor.
Pero hoy, mi cuerpo
fue una masacre televisiva
fabricada para adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras.
Pero, danos tan solo
una historia,
una historia humana
sabes,
esto no es política
nosotros tan solo queremos
hablarle a la gente sobre ti y tu gente
así que danos una historia humana
no menciones las palabras
Apartheid y ocupación
esto no es política
tienes que ayudarme,
como periodista,
a ayudarte a contar tu historia,
la cual no es una historia política.
Hoy, mi cuerpo
fue una masacre televisiva
¿qué hay si nos das la historia
de una mujer de Gaza
que necesita medicación?
¿Qué hay acerca de ti?
¿Tienes “los huesos lo suficientemente rotos”
para cubrir a tu hijo,
entregarme a tu muerto,
y darme la lista de sus nombres
en un límite de 1200 palabras?
Hoy, mi cuerpo
fue una masacre televisiva,
fabricada para adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
y movido por aquellos insensibles
a la sangre de terroristas.
Pero ellos lo sienten.
Lo sienten
por el asedio sobre Gaza.
Así que les di las resoluciones
de las Naciones Unidas
y las estadísticas,
y lo condenamos,
y lo lamentamos,
y lo rechazamos.
Esto no son dos bandos iguales,
ocupante y ocupado,
y un centenar de muertos,
dos centenares de muertos,
y un millar de muertos
y entre medio de este
crimen de guerra y masacre,
he construido palabras
y sonrisas no exóticas,
sonrisas no terroristas,
y conté y reconté,
un centenar de muertos,
dos centenares de muertos,
un millar de muertos,
¿hay alguien ahí fuera?
¿Habrá alguien que escuche?
Desearía poder llorar
sobre sus cuerpos,
desearía poder correr
a cada campo de refugiados
y sostener a cada niño,
taparles los oídos para que no
tengan que escuchar
el sonido de las bombas
por el resto de sus vidas,
como yo hago.
Hoy, mi cuerpo
fue una masacre televisiva
y dejarme decir que
no hay nada que
vuestras resoluciones
de las Naciones Unidas
hayan hecho
jamás sobre esto
y ningún clip de sonido
que haga
no importa
cuan buen inglés tenga,
ningún clip de sonido,
ningún clip de sonido
ningún clip de sonido
les devolverá
a la vida,
ningún clip de sonido
arreglará esto.
Nosotros enseñamos vida,
señor
Nosotros enseñamos vida,
señor
nosotros los palestinos
nos levantamos cada mañana
para enseñarle al resto del mundo
Vida, señor.

Autor: Rafeef Ziadah

Ilustración: Sliman Mansour, “Rituals under occupation” (1989)

“La Palestina que conozco no negocia el tamaño de su prisión”

Ilustración: Sliman Mansour, “Olive grove” (2012)

Las tonalidades de la ira

Permítanme hablar en mi lengua árabe
antes de que también ocupen mi lenguaje.

Permítanme hablar en mi lengua materna

antes de que también colonicen su memoria.

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas los tonalidades

                                                             [de la ira.

Todo lo que mi abuelo siempre quiso hacer

fue levantarse al amanecer y observar a mi

abuela postrarse y rezar

en una aldea escondida entre Jaffa y Haifa.

Mi madre nació bajo un árbol de olivo

en un suelo que, dicen, ya no es mío;

pero yo cruzaré sus barreras, sus checkpoints,

sus locos muros de apartheid y volveré a mi hogar.

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades

                                                             [de la ira.

¿Escucharon gritar a mi hermana ayer,

mientras paría en un checkpoint

con soldados israelíes buscando entre sus piernas

la próxima amenaza demográfica?

llamó a su hija nacida, Jenin.

¿Y escucharon gritar a alguien
«¡estamos retornando a Palestina!»

detrás de las rejas de la prisión,
mientras le tiraban gas lacrimógeno en la celda?

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades

                                                             [de la ira.

Pero me dices que esta mujer que hay dentro

                                                                  [de mí

sólo te traerá tu próximo terrorista:
barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negrata.

¿tú me dices que yo mando mis hijos a morir?

pero esos son tus helicópteros,

tus F-16 en nuestro cielo.

Y hablemos un segundo de este asunto
                                       [del terrorismo…

¿No fue la CIA la que mató a Allende
                                    [y a Lumumba?

¿Y quién entrenó a Osama primero?

Mis abuelos no corrían en círculos, como

                                                      [payasos,

con capas y capuchas blancas en la cabeza

linchando negros.

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades

                                                            [de la ira.

«¿Quién es esa mujer morena gritando en la

manifestación?»

Perdón. ¿Debería no gritar?

¿olvidé de ser todos tus sueños orientalistas?

el genio de la botella,

bailarina de la danza del vientre,

chica de un harén,

voz suave,

mujer árabe,

Sí, amo.

No, amo.

Gracias por los sándwich de manteca de maní

que nos tiras desde tus F-16, amo.

Sí, mis libertadores están aquí para matar
                                                    [a mis hijos

y llamarlos «daño colateral».

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades

                                                            [de la ira.

Así que déjame decirte que esta mujer que

                                             [hay dentro de mí

sólo te traerá tu próxima rebelde.

Ella tendrá una piedra en una mano y una

                       [bandera palestina en la otra.

Soy una mujer árabe de color… ten cuidado, ten cuidado,
De mi ira.

Autor: Rafeef Ziadah

Ilustración: Sliman Mansour, “Mother breastfeeding” (1976)

Rafeef Ziadah (1979) es una periodista, poeta y activista de los Derechos Humanos nacida en el Líbano, pero de ascendencia palestina. Pertenece la tercera generación de refugiados palestinos de su familia. Cuando comenzó la invasión de Israel en el sur del Líbano para expulsar a la OLP, en 1982, su familia optó por emigrar y estuvieron viajando por varios años, siendo deportados por no tener calidad de refugiados.

La mayoría de sus poemas reflejan el sufrimiento que viven los palestinos desde que el Estado de Israel ocupa ilegalmente el territorio de Palestina.

Más información en: https://www.rafeefziadah.net/