poemas de amor, versos húmedos (134)

Una joven camina
por las páginas de un libro.
La noche se abre
húmeda y fragante
como un bosque.
Perdida entre las hojas
no siente miedo
sino deseo de adentrarse.

Autor: Alfonsina Clariá

Ilustración de Evgeniy Monahov

DESDE EL DINTEL DE UNA VENTANA ESTRECHA

Hacíamos el amor en un cuarto tan pequeño
que ser uno nunca fue tan cierto.
Cuando me fui,
las paredes aún jadeaban tu nombre.
Hoy hay demasiado mundo,
demasiada gente,
demasiada ciudad
y al parecer solo una calle
por la que tú vas a pasar
y yo no voy a verte.

Autor: Andrea Valbuena

Ilustración de Martin-Leighton

Te mentí cuando te dije
que buscaba sexo sin complejos
cuando dije
no te quiero”
Cuando cerré los ojos
para que no vieras
mis sentimientos
Cuando casualmente
recogí mi ropa
y aspiré tu perfume
para llevarlo muy dentro
Cuando dije no a las ataduras
y sin embargo
temblaba con tus besos
Cuando me despedí
aunque quería aferrarme
a tus labios
y acariciar tu lengua
soñando con el reencuentro
Te mentí cuando dije
que no era nada
que el sexo era sólo eso
Sexo
Te mentí
con descaro
con todos mis miedos
Te mentí
Te mentí cuando te dije
que quería sólo sexo

Autor: Silvia Cuevas-Morales

Ilustración: Bo Bartlett, “A Brief History of an Afternoon”

INTEMPERIE

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos

Luis Cernuda

El frío de una taza de té
el silencio sometido
las manos paralelas
la sequedad de un beso
todo suena cautivo
en los te quiero
del teléfono

cuelgo

el vacío me arropa
en la intemperie

Autor: Lola Irún

Ilustración: Ruth Addinall, “Woman on Phone” (1995)

Las horas van pasando
en nuestra casa abierta
a tu regreso.
Te aguardo en el hastío
de estas noches insomnes,
con mas gotas de lluvia
y menos esperanza.
Pero en la simetría
del pensamiento único,
lo que llego a sentir
es mas de lo que sabes.
Creo que nada vale,
ni estas copas de vino,
ni estas palabras solas,
ni las caricias íntimas
oliendo tu pijama,
ni lamerme las manos
siendo mi propia perra.
Llegando a este punto
que sea lo peor
que a mi me ocurra,
conocer que no estoy
destinada a sufrir,
porque tu vuelves.

Autor: Carmen Castejón Cabeceira

Ilustración de Marcos Beccari

Bienaventuranzas

Bienaventurado sea
el vino encendido de tu barro hecho carne
por otros barros encendidos por otros vinos
que no sacian la sed ni ensucian la boca.
Bienaventuradas sean
las `piernas que te dan de comer
a las puertas del cielo
abiertas de par en par.

Bienaventurados sean
los ojos de pantera degollada
con los que me suplicas
el pan nuestro de cada noche.

Autor: Beatriz Aragón

Ilustración de Malcolm Liepke