Sé que los muertos no escriben,
que no habrá más
cartas tuyas para mí,
salvo las que guardé.
Y sin embargo, mi nombre,
aún naufraga
en el trazo azul de tu caligrafía.
Cuántos papeles y dedicatorias,
cuántos retratos y fotografías,
emergen de los cajones
con fechas y detalles que quizás
no escribiste para mí.
Pero…
¿para quién habrían de ser ahora
sino para mis ojos que te invocan
en medio de la sombra
que va tejiendo
la mentira de tu ausencia?
Autor: Alfonsina Clariá
Ilustración de Atanas Matsoureff