Como esas diminutas y humildes flores amarillas que brotan una vez más cada mayo inundando con su modesta belleza el mundo, esas flores que pasan inadvertidas a los ojos y que jamás poeta alguno cantó, como esas flores sencillas donde encuentro todo lo que puedo llamar belleza, como ellas tan ligeras y puras, así deseo que me guardes en tu memoria cuando muera.