“Los últimos años del dictador no fueron una agonía blanda. Fueron una época de terror y feroz represión. El aparato de Estado cargó sus armas, y las usó: murieron manifestantes por pedir agua o mejores salarios, se decretaron estados de sitio, el garrote vil volvió a escena, hubo miles de detenidos, los torturadores eran reputados héroes del Régimen…”, “luchar contra la dictadura franquista era mirar de cara a la muerte”.
Estos cinco jóvenes, Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Ángel Otaegui y Juan Paredes, Txiki,
Aquel día Franco selló su final, aislado y patético pero cruel y sanguinario.
El mundo condenó a Franco. Pero aún aquellas condenas ilegítimas no han sido revisadas ni anuladas, ni quienes las firmaron, en nombre de un régimen sangriento, han respondido de ello. No es improbable que los jueces responsables o los políticos que arroparon al dictador, ingresados en una residencia geriátrica, reciban la visita de sus nietos, sin abonar siquiera con el escarnio que su felonía merece.
AL ALBA
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son estas
que hieren como amenazas,
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones
amor mío, al alba.
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Presiento que tras la noche…
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
Presiento que tras la noche
Autor: Luis Eduardo Aute
Fotografía de Noell S. Oszvald