poemas de amor, versos húmedos (122)

Ausentes tus besos,
abro los ojos
para besar todas
las ausencias.

Autor: Javier Pintor Muñoz

Ilustración de malcolm Liepke

NOCTURNO DE OFELIA

Ofelia se desangra después de cada clase.
No duerme por las noches, da vueltas por la casa
Recita a la Olds y a Sextpon, a Ocaña y Cilleruelo.
Le reza a Estellés, se pierde con Vallejo.
Ofelia se entretiene con su gata,
se tumba en el sofá mirando el techo.
Ofelia se deshace, piensa en verso.
Ofelia se acaricia, Ofelia se estremece,
Ofelia está caliente y quiere un hombre
que la haga sudar, un hombre que le duela,
que la utilice como una muñeca,
que se la meta dura hasta el final.
Ofelia abre las piernas y se deja llevar.
Ofelia grita, gime, se retuerce,
ella piensa en un hpombre de verdad,
que se corra en su cara, que la use sin piedad.
Ofelia está cansada de tanto pajillero.
Ofelia quiere un hombre de verdad.
Hasta que no aparezca están sus ganas,
sus manos, y su gata en el sofá.

Autor: Alberto Tesán

EL MAPA DEL AMOR

Tómame ahora que aún es temprano…”

(Juana de Ibarbourou)

Recorrí durante años
los cinco continentes,
en todos los países
consentí me sedujeran
efebos hercúleos.

En el lecho sustenté
el sueño de mil amantes.
Sólo el último varón
de atuendo mi sexo despojo.

Sólo a éste le fui fiel.

Pronunciaba mi nombre el día que moría.

Autor: Javier Solé

Hay otros lugares en el mundo,
más accesibles y cercanos.
Más vergel, más paz,
más estanque y calma.
Pero tú, no estás en ellos.
Me quedo aquí.

Autor: Txema Anguera

Ilustración: Didier Lourenço, «Contigo» (2022)

OLVIDO

Te dediqué versos alegres
como puntos de luz y de calor
en medio del invierno,
celebré en tu nombre, musa mía,
un festín de palabras
que aún cantan tu hermosura,
pero ahora he dejado de escribirte,
lo hago para mí,
aunque no recordaba
cuánta tristeza cabe
en un poema.

Autor: Rafael Ávila Cañizares

Ilustración de jocelyn hobbie

Poema de amor

De verdad es ahora
cuando te reconozco.
Sólo a través del sueño
tus contornos son nítidos,
oigo clara tu voz,
recupero tus gestos
y tu lenta presencia
como el lento mecerse
de las aspas que giran
sobre nuestras cabezas.
Con la misma demora
con que tomas un baño
al final de la tarde.

Te conozco en la oscura razón
que sucede a la noche,
en la frágil frontera
de la luz, cuando el tiempo
es más real que nunca
o eso, acaso, parece.

A tu lado, aunque lejos,
tan en ti como ausente,
reconstruyo velado
tu otro rostro invisible,
el que en la edad dé forma
a la que en sueños eres.

Autor: Álvaro Valverde

Ilustración: Louis Buisseret, “el baño” (1923)