la infancia (127): juguetes rotos

SIETE DE ENERO

No fui decapitado
como el monarca absolutista
en la Plaza de la Bastilla.

Tampoco padecí
el desmembramiento de mis extremidades
como indígena cautivo
de la codicia de los conquistadores.

No me incineraron
como hereje en una pira del medievo.

Alma rota,
viejo afecto reemplazado.

Un destierro de la alcazaba de su infancia,

lejos ya la bondad del niño
cerca ya el hombre infame.

Autor: Javier Solé

Fotografía de Jesús Aguado