poemas de amor, versos húmedos (115)

EL BAR DE ABAJO

Me he dado por vencido,
sé que es difícil asumirlo
pero al fin
he sucumbido a sus encantos.
En el bar de abajo
la vida vale muy poco:
un botellín en la mano
y a través de la noche
tu triste mirada
empañando los cristales.

Autor: Chuba Duruba

Ilustración de Joseph Lorusso

Aquí -quién lo iba
a decir- como los ricos,
de vacaciones en pleno invierno.
En el trópico de tu cuerpo
de pies fríos.

Autor: Jorge M. Molinero

Mientras tu duermes

Cuando tú duermes
pones los pies muy juntos,
alta la cara y ladeada, y cruzas
y alzas las rodillas, no astutas todavía;
la mano silenciosa en la mejilla izquierda
y la mano derecha en el hombro que es puerta
y oración no maldita.

Qué cuerpo tan querido,
junto al dolor lascivo de su sueño,
con su inocencia y su libertad,
como recién llovido.

Ahora que estás durmiendo
y la mañana de la almohada,
el oleaje de las sábanas,
me dan camino a la contemplación,
no al sueño, pon, pon tus dedos
en los labios,
y el pulgar en la sien,
como ahora. Y déjame que ande
lo que estoy viendo y amo: tu manera
de dormir, casi niña,
y tu respiración tan limpia que es suspiro
y llega casi al beso.
Te estoy acompañando. Despiértate. Es de día.

Autor: Claudio Rodríguez

Ilustración: Felice Casorati, “Abbandono” (1929)

PODERS

Quan acabem,
em demanes que em rigui del món
com abans, i que et digui que és nostre,
que és tot nostre, amb la insolència
de vèncer amb el plaer.
I és cert que dominem aquesta plana
blanca i calenta; som els reis
d’aquest llit que, si no obrim els ulls,
és gran com un imperi.
Però el temps m’ha obligat a descreure
i a clavar els dits al somni:
poca cosa tenim que sigui només nostra:
el teu cos i el meu fred
que s’amaga dins teu.

Autor: Pere Rovira

Ilustración: Nigel Van Wieck, “A Time To Go”

HAY UNA LUZ QUE NUNCA SE APAGA

Sueña un poco esta mañana.
No tienes buen aspecto.
Llevas tres largos meses
sin delicadeza ni trabajo, y te ves
con estos años de más
y los sueños perdidos de siempre.
Pero hay una luz que nunca se apaga:
porque en la luz
olvidamos las cosas que luego
sagradamente buscaremos
en la oscuridad,
porque repetirte como poeta
siempre ha sido
tu mayor miedo.
Mira,
un poeta triste
es una contradicción.
Y ahora ya sólo te queda
decirte, y recordar:
—Dios mío,
hazme reír,
hazme reír para así poder
hacerla feliz
a ella, una vez más.

Autor: Abel Santos

ESPEJO DE MÁRMOL

El desengaño tras el orgasmo
no envilece la placidez
del naufragio en tu piel,
ni aquellas tardes otoñales
de coitos largos.

Fuimos
amantes cautelosos sin motivo.
Hizo nido la desidia en nuestro lecho.
La lujuria escasa
el desenfreno minúsculo
las caricias justas,
un amor manifiestamente mejorable.

El fracaso no puede ya, amor mío,
ni asustarnos ni sorprendernos.
Nos mira cada mañana
en el espejo intacto
que no sucumbió
en la última batalla.

Autor: Javier Solé

Ilustración de Alan Feltus