ESTATUA EN EL PARQUE
Esta mujer anciana
que circunda cada día
el parque de la gran ciudad
hace años
amo
sin pasión
a hombres poderosos.
Regentó casas clandestinas
amaso una fortuna incalculable
compró innumerables inmuebles
compartieron sus amantes valiosos secretos
anduvo coqueteando con una logia.
Su único vástago creció
sin que la madre le revelara
el nombre del progenitor.
Un día el hijo se mató
lleno de rencor y para castigarla.
Ella,
en esta senectud
que no encuentra nunca el final,
descansa
siempre en el mismo banco
contempla la estatua de una joven desnuda
con pechos vigorosos que miran el cielo
recordando
aquel artista en ciernes
esculpiendo su figura
donde ahora anidan las palomas
estremecida al evocar como
recorría su cuerpo entero
acariciando sin tocar
amando sin poseer
memorizando cada poro de su piel.
Reparte la mujer anciana
pan mojado entre las palomas
para que dejen tranquila a la estatua
pudiendo entonces
conversar a solas con
la única persona amiga que le queda viva.
Autor: Javier Solé
Ilustración: Fotografía de la escultura de Josep Llimona, “desconsol” (1903)
Poema incluido en la versión impresa de “Golondrinas suicidas” (ISBN 978-84-9115-967-4)
SUBIR LA CUESTA
El viejo marinero en la taberna
apura el décimo vaso de vino
mientras por la ventana
mira como la tormenta descarga con furia
en un mar negro,
teñido de luto,
en esta noche de noviembre
con la madera de los barcos
emitiendo alaridos de auxilio
similares a los que se oían el día del naufragio.
El viejo marinero que bebe en la taberna
es el único superviviente,
dos hijos y otro joven de la aldea
perecieron,
por imprudencia o impericia,
del capitán,
que regresa a casa
tropezando
con el empedrado de la cuesta,
donde una madre,
loca y muda,
ha cocinado una sopa
que tomará fría
esperando el día definitivo
en el que el sol
no ilumine su tristeza.
Autor: Javier Solé
Ilustración: James Ensor, “los borrachos” (1883)
Poema incluido en la versión impresa de “Golondrinas suicidas” (ISBN 978-84-9115-967-4)
Tristeza y soledad emanan tus versos.
Sin embargo me agradan.
Un abrazo.
Muchas gracias, Luis. La verdad es que no pueden emanar otra cosa y lo tomo como un cumplido. Gracias por tu afecto.