Te escribo…
porque no puedo
tocarte.
En tu cuerpo podría suicidarme.
Inmolar entre tus manos mi figura.
Olvidar este aire que me habita
y quemarme en el infierno de tu boca.
Mi forma podría acostumbrarse
a tus dedos clavados como lanzas
a tu lengua ardiendo en la espesura
al confuso latido de tu carne
al placer de morir entre tus brazos.
En tu cuerpo podría suicidarme.
Autor: Sonia Vichera
Sólo
es un beso:
la unión
suave
de los labios
anhelantes
acallando
cualquier atisbo
de palabra,
el mutuo
deseo
de apresar
cada
suspiro ajeno,
permitiéndole
instalarse
en la piel.
Allí donde la soledad se deshace,
transformándose en caricia.
Autor: Ana María Arroyo
Con la boca pegada masturbo tu nombre
en un lecho
donde me derramo
Desafío a la oscuridad
igual que gata en celo.
Buscando respuestas
entre los pliegues.
Bautizando dedos y ganas
en la impaciencia
sin límites.
Tiemblan mis piernas
en la intensidad
que se agita.
Me reconozco
ramera,
que impúdica acalla
sus noches en vela.
Autor: Susana Nasera Ilustración: Manel Anoro, “mujer” (2014)
Soy una manzana
que muestra su mejor rojo,
que gotea tras ser mordida.
Autor: Mayte Albores
“Cada noche, el mismo final feliz: mi cabeza y tu hombro”
En tu gemido están juntos
el macho cabrío que brama
y el niño pequeño que implora
Jugamos, follamos, morimos
todo en un mismo cuadrilátero.
Autor: Ana Pérez Cañamares
Ilustración de Paul Mary Beth McKenzie
“Me declaro inhabilitada
Para negarme a la más deleitosa
De las tentaciones,
Soy insumisa de tu carne
Y de todas tus celestiales aberraciones”
(Meri Pas Blanquer, fragmento del poema “Me declaro sometida por la insistencia de tu paisaje”)
Ilustración de Tom Chambers