El bosque de Oma

El Bosque de Oma, una de las obras más conocidas del artista vasco Agustín Ibarrola, es una expresión del llamado “land art”, corriente creativa que surge a finales de los años sesenta del siglo XX y que tiene como finalidad trasladar el trabajo artístico a la naturaleza, utilizando el paisaje como marco, soporte y materia prima para el artista.

El Bosque de Oma es mucho más conocido con otro nombre, “el bosque pintado”. Sin duda se trata de un lugar lleno de magia, ya que a la belleza natural que posee el lugar se le ha añadido hace ya bastantes años la belleza del arte de Agustín Ibarrola. Este pintor y escultor realizó aquí una de sus obras más originales, que consiste en utilizar los árboles para mostrar imágenes llenas de colorido que tan sólo se pueden apreciar situándose en puntos muy concretos.

Según vamos caminando por el Bosque, las figuras geométricas, humanas o de animales pintadas en los troncos de los árboles se crean, se componen ante nuestros ojos: en ocasiones la figura de un solo árbol tiene entidad en si misma, mientras que en otros casos es preciso observar el conjunto de varios árboles para comprender la obra. Y además, la percepción de las figuras varía según el punto de observación: las figuras se transforman.

Es, además, una actividad idónea para acercar el mundo del arte a los niños pues al bello paisaje natural se superpone la actividad lúdica y colectiva de ir adivinando o imaginando las intenciones totalmente abiertas del pintor.

En definitiva, una visita “personalizada”, llena de imaginación, en la que el artista consigue hacer al visitante protagonista de su obra.

En las fotografías pueden contemplarse los ojos del pasado y del presente; ojos de nuestros antepasados que nos vigilan y nos observan a la vez que son observados.

En este enlace hay un listado de las figuras con un breve texto de cada una:

http://www.bizkaia.net/home2/Temas/DetalleTema.asp?Tem_Codigo=4986

Para llegar al bosque de Oma hay que coger la carretera que une Guernika con Arteaga y desviarse a la derecha justo antes de llegar a Kortezubi. A partir de aquí hay que dejar el coche y recorrer unos 3 kilómetros a pie, pero no os preocupéis, porque el paisaje de este camino también merece la pena. Además es una buena forma de hacer algo de deporte, por lo tanto nuestro cuerpo nos lo agradecerá. Recuerdo que aquella tarde de un caluroso día de agosto estábamos especialmente agotados, al límite de la extenuación. Habíamos visitado por la mañana la ermita de San Juan de Gaztelugatxe; no sabría decir cuál de los dos sitios nos gustó más pero si sé que las dos excursiones una detrás de la otra fueron una prueba de fuego para nuestras mermadas fuerzas.

One comment on “El bosque de Oma


  1. Nunca he estado, pero este bosque pintado hace tiempo que ha llamado mi atención. Se ve tan mágico…

    El día que plante mis pies junto a los troncos de colores pasaré a contarte mi experiencia 🙂

    Abrazos.

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